Ely del Valle
La peor de las derrotas
Anda el personal muy empeñado en saber quién es el vencedor en el Debate sobre el Estado de la Nación como si esta cita fuera un Madrid- Barça o un concurso de misses. Personalmente no sé si tras su intervención el presidente ha ganado en credibilidad, oratoria y propuestas, pero de lo que sí estoy segura es de que Rubalcaba no ha salido muy airoso en ninguna de las tres categorías.
Esta vez, más que nunca, además de Rajoy, el que se enfrentaba a un reto importante era un jefe de la oposición necesitado de convencer a propios y ajenos de que es el líder que necesita un partido al que los mismos males que ahora él achaca al actual Gobierno –mala gestión, corrupción, incumplimiento del programa electoral y empobrecimiento del país– le han desgastado hasta límites insospechados. Si Rajoy no lo tenía fácil, Rubalcaba no le andaba a la zaga.
A favor del líder del PP hay que destacar su valentía a la hora de exponer con trazo grueso la situación que atraviesa España y la capacidad de desmontarle el discurso al PSOE con su insistencia en tender la mano para alcanzar acuerdos. Don Alfredo, por su parte, patinó intentando transformar el Debate sobre el Estado de la Nación en un debate sobre el estado del PP y perdió una gran oportunidad para demostrar talante de hombre de Estado.
No creo que ninguno de los dos haya hecho méritos suficientes para ser nombrado reina del Carnaval, pero teniendo en cuenta que el que llevaba todas las de perder era quien no ha tenido más remedio que convertir en su mantra eso de «he incumplido mi programa para poder cumplir con mi deber», que Rubalcaba no esté hoy envuelto en confeti y brindando por su éxito supone para él y para su partido la peor de las derrotas.
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