Restringido

La repera patatera

Puede que sean «la repera patatera» los datos que conoce el director de la Agencia Tributaria sobre blanqueo de capitales y la correspondiente lista negra de los 715 investigados, pero nadie comprende que sólo uno de ellos, Rodrigo Rato, haya sido sometido con encarnizamiento, filtraciones infames y de forma chapucera a la pública vergüenza y a un clamoroso linchamiento mediático. ¡Ay, aquella foto del funcionario que le humilló la cabeza y algo más para meterlo en el coche! La repera patatera es la pintoresca puesta en escena de la fulminante detención y la inmediata puesta en libertad, el baile de jueces y fiscales sobre el procedimiento, este ir y venir de Herodes a Pilatos, de limbo judicial a limbo, esta precipitación, esta ignominia, este espectáculo. Si Hacienda quería con tal espectáculo singular, centrado en un personaje relevante, hacer un escarmiento ejemplar, una demostración de que no se casa con nadie y un aviso a posibles defraudadores en la presente campaña de la declaración de la renta, se ha lucido con el procedimiento y la oportunidad. Alguien debería dar explicaciones de tal desbarajuste. Políticamente a Montoro le ha salido el tiro por la culata. A un destacado personaje le he oído: «El Gobierno se ha disparado un tiro al pie». Esto ocurre casualmente justo cuando desfilaban por el Tribunal Supremo los altos dirigentes del PSOE y de la Junta de Andalucía, Chaves, Griñán, Zarrías y Mar Moreno, por el escandaloso caso de los ERE. Cualquiera puede pensar que ni planeado adrede lo de Rato para ocultar el paseíllo socialista ante la Justicia. La repera patatera es que el «caso Rato» estalle, también casualmente, a dos meses de las elecciones locales y autonómicas, causando un destrozo irreparable en las expectativas del Partido Popular. Con esto los del PSOE se han ido de rositas. La repera patatera es que el presidente Rajoy, según ha confesado, se enterara de lo de Rato por la prensa. ¡Asombroso! Es normal que don Mariano se llevara, cuando se enteró, las manos a la cabeza y un gran disgusto, pero no sólo por la vieja amistad con el antiguo compañero sino, sobre todo, por el descontrol político de lo sucedido, que debería tener consecuencias fulminantes. ¿Pero en qué cabeza cabe que el presidente del Gobierno no fuera informado a tiempo y nadie midiera los efectos de las descontroladas actuaciones de la Agencia Tributaria, de la Organización Nacional de Investigación del Fraude, de la Fiscalía de Madrid, del juez de guardia, de Anticorrupción, de la Fiscalía General y demás intervinientes en este psicodrama, que más parece un sainete? La repera patatera es que tampoco supiera «lo de Rato» el ministro Montoro, que el director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, el de dicha repera patatera, no le hubiera avisado de nada, y en caso de que lo hubiera hecho, que el ministro se lo hubiera ocultado al presidente. ¡Ni el de Justicia! No sé si patatera, pero esto es, desde luego, la repera.