Francisco Marhuenda
La tendencia
Las encuestas muestran una victoria del PP el próximo domingo. No son unas elecciones fáciles para los populares, porque son las primeras de ámbito nacional desde que Rajoy ganó el 20 de marzo de 2011 a Rubalcaba y tras más de dos años de fuertes reformas para salir de la crisis. Es evidente que una parte de su electorado está enfadada y acaricia la tentación de quedarse en casa. La participación en las europeas siempre es muy baja y los minoritarios se animan con unos resultados que luego no se reproducen en las generales. En Europa únicamente cuentan populares y socialistas, que no sólo gobiernan la mayor parte de países, sino que sus grupos conforman una mayoría abrumadora en la Eurocámara. Los europeos no apoyan a los grupos minoritarios y prefieren hacerlo a los partidos que han convertido Europa en uno de los territorios más avanzados económica y socialmente del mundo. El voto oculto es una constante en el PP y en mayor medida en estas elecciones. Hay que apelar a la participación, aunque mi optimismo es descriptible. A más del 50 por ciento de los votantes no le interesa. Es una indiferencia relativamente preocupante porque refleja una tendencia europea, aunque es evidente que sería muy positivo que la participación se acercara a los porcentajes de las generales. Esta consulta es la última oportunidad de Rubalcaba para perpetuarse en el poder. Un voto por delante del PP le serviría para presentarse a las primarias, aunque le veo capaz de mantenerse al frente de la secretaría general pase lo que pase. En las filas socialistas tampoco emerge un candidato con fuerza electoral y el panorama es desolador. A Rajoy le conviene un buen resultado, en contra de algunas interpretaciones excéntricas que he escuchado en alguna tertulia, porque así puede afrontar el final de la legislatura con una cierta tranquilidad.
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