César Lumbreras
Legislatura europea
No hubo sorpresas en el Parlamento Europeo y el luxemburgués Jean Claude Juncker es el nuevo presidente de la Comisión tras el acuerdo alcanzado ayer en la Cumbre Europea. Su nominación contó con el rechazo de las delegaciones del Reino Unido y de Hungría, en la primera ocasión en la que fue necesario recurrir a la votación, ya que, hasta ahora, estos asuntos se habían solventado mediante consenso. Estamos ante una decisión importante, pero no la única, ni mucho menos, de cara a la nueva legislatura del Parlamento Europeo, que se abrirá la semana que viene y en la que los europeos nos encontramos ante un dilema. Por un lado, y debido a los resultados electorales de hace un mes, será necesario un acuerdo permanente entre los grupos popular y socialista en esta Cámara para sacar los asuntos adelante; o eso, o se tendrá que llegar a pactos sobre temas puntuales. Sólo la unión de ambos bloques permitirá que funcione el Parlamento. Pero, claro, eso supondrá una especie de dictadura. Por otro, si no se consigue ese acuerdo o pacto, la citada Cámara se convertirá en un gallinero en el que será muy difícil que salgan adelante los asuntos que recalen en ella y que, por aplicación del Tratado de Lisboa, son muchos y muy importantes. Total, que se deberá elegir entre lo malo o peor: entre dictadura de dos o una parálisis casi segura. Las últimas semanas han sido muy intensas entre bambalinas y las próximas lo serán también. Está en juego el reparto de cargos, sí, pero también, y sobre todo, lo que nos deparará la legislatura a punto de comenzar. No se debe olvidar que lo que se decide en Bruselas nos afecta mucho más de lo que parece.