Rosetta Forner
Limpieza divina
«Regenerarse o condenarse al fracaso» es la opción-dilema con la que se topan muchos cuando se hacen cargo de una empresa. El Papa practica el limpiar a fondo la casa, una manera de regeneración con aires de revolución. No le tiene miedo a nada porque la congruencia alimenta su alma. Le admiro profundamente. Después de averiguar qué es lo que no funciona, limpiar es lo que procede. Mientras la mayoría de los políticos esconden la cabeza, a ver si de paso que no ven, disimulan las vergüenzas de sus partidos, el Papa se ha puesto a dirigir la rehabilitación de la Iglesia. Vienen tiempos nuevos, pero no serán fáciles. Aquellos dispuestos a plantarle cara al «demonio» en todas sus facetas, suelen levantar más odios que filias entre la gente acostumbrada a sacar tajada la cual, en lugar de facilitar la tarea de los regeneracionistas, se emplea a fondo en obstaculizarla. Pero estoy segura de que Dios habrá dispuesto unos cuantos arcángeles para que le ayuden en la misión de enmendar la Casa terrena del Padre. Sigamos su estela reformista. Empecemos por nuestra casa interior. Limpiémosla de ladrones, falsos amigos, facinerosos, mentirosos, miedicas, aprovechados, caraduras... Dado que tenemos con los demás la relación que tenemos con nosotros mismos, con la «casa interior» limpia, podremos exigir a políticos, jefes, dirigentes, etc... que tomen ejemplo del Papa. Cuando en nuestro interior anida la «traición», permitimos que nos ninguneen y nos traten ignorando nuestros derechos. El estado actual de la sociedad es un reflejo de cómo está el interior de la mayoría de la gente. Ante las injusticias, la corrupción, el despilfarro... no hay que envolverse en miedo, sino en la valentía que surge del amor por el orden, la verdad y la justicia. El mundo actual necesita muchos Francisco. Sigamos su ejemplo de dignidad. Si él se atreve, el resto también.
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