Lo bueno de 2013, mejor en 2014

Se fue el 2013. Vade retro, Satanás, dirán algunos... Sin embargo, el 2013 tuvo también sus cosas buenas. Yo personalmente, dejé de ser supersticiosa al conseguir el Premio Fernando Lara con mi novela «Luisa y los espejos»; pero mas allá de particularidades, el 2013 nos trajo a todos una cifra que hace años hubiera resultado impensable: 1.128 fallecidos en carretera en todo el año. Parecen muchos. En realidad lo son... pero es la cifra mas baja de siniestralidad de nuestra historia, al menos desde que la DGT comenzó a contabilizar. Los accidentes, que todavía siguen siendo muchos, han ido descendiendo paulatinamente en los últimos diez años. Habrán sido las campañas de Trafico y seguro que también la menor permisividad por parte de los agentes, pero sobre todo, creo yo, la concienciación de la sociedad de lo arriesgado que resulta conducir con alcohol o drogas en la sangre. Los jóvenes de ahora se turnan para conducir cuando salen y el famoso «si bebes no conduzcas» ha dejado de ser una frase de chiste para convertirse en la única opción. Sin embargo hay otras dos «drogas» que aún parecen difíciles de erradicar al volante. Me refiero al cansancio, mortal en la carretera en incontables ocasiones, y al móvil, también letal en muchas mas circunstancias de las que los conductores queremos reconocer. Distracciones aparte, el olvido o la desgana para ponerse el cinturón, usar el casco o llevar a los niños en sus sillitas, también siguen costando vidas... Pero estamos comenzando un año y se lleva renovar los buenos propósitos. Nada como que, entre ellos, quepa hacer bien las cosas al volante, para que el 2014 sea mejor que el 2013, también en los datos de carretera.