Pilar Ferrer
Los nuevos bandoleros
En medio de las astronómicas e ilegales cifras de dinero que rodean la trama de los falsos ERE, es muy fuerte la afirmación de Mercedes Alaya en su auto judicial sobre el negocio clientelar en torno a la Junta andaluza y el PSOE. Es esta una historia de saqueo organizado, pillaje calculado y desvergüenzas varias, que revela un entramado de corruptelas anclado en esta comunidad desde hace mucho tiempo.
Un sistema fraudulento, tolerado por políticos y sindicatos, propio de un vodevil. Basta ver el rostro chulesco del antiguo ugetista Juan Lanzas, escudado en negras gafas y espinosa sonrisa, escoltado por la Guardia Civil camino de la cárcel.
Personajes como el ex director de Trabajo de la Junta, Francisco Javier Guerrero, el chófer que le propina la «coca», el directivo de la aseguradora Vitalia, Antonio Albarracín, y el propio Lanzas, son una estirpe de nuevos bandoleros, de tanta leyenda histórica en la serranía andaluza. Si «El pernales», «Tempranillo» o Curro Jiménez robaban al rico para favorecer al pobre, estos desalmados actuales se apropiaron de subvenciones de parados y desvalidos para llenar sus bolsillos. Un chorro de jugosas comisiones circulaba por los despachos, mientras políticos, UGT y CC OO sacaban tajada. Un auténtico latrocinio.
Pero esa mujer hierática, de mirada impenetrable y trabajo nocturno en el Juzgado número seis de Sevilla, Mercedes Alaya, va a por todas y desmonta, uno a uno, todos los hilos de la red corrupta.
La existencia de testaferros o dinero en escondites bajo tierra, es de traca. José Antonio Griñán, Cándido Méndez y Ignacio Fernández Toxo no pueden mirar para otro lado. Junto a la instrucción judicial, hay otras responsabilidades por depurar. Como en el legendario bandolerismo andaluz, han de rodar cabezas. Caiga quien caiga. Sin ninguna impunidad.
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