Parlamento Europeo

Los privilegiados burócratas de la UE están consiguiendo que crezca el populismo

La Razón
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La vida se contempla desde una perspectiva muy confortable cuando se alcanza la posición de comisario o alto funcionario de la UE. Los sueldos son estupendos y las jubilaciones muy generosas.

No hay nada mejor que situarse en la torre de marfil de los privilegiados. El dedo mágico del poder sitúa a ese grupo selecto en esas posiciones que se obtienen muchas veces por amiguismo o intereses políticos y partidistas, pero que desde luego no son elegidos por los ciudadanos. Los gobiernos sitúan a comisarios y altos cargos que son asistidos por una elite de funcionarios que son los mejor pagados de la UE.

No conocen las dificultades y tienen noticia de los problemas de las naciones que se han visto obligadas a incumplir el déficit por los medios de comunicación. Durante muchos años se han exigido sacrificios, que muchas veces eran necesarios, porque la Unión Europea funciona tan mal, al menos, como algunos de los países miembros. Ahora incumplen unos, pero no hace tanto incumplían los otros. Estamos en manos de un colegio de comisarios con sueldos escandalosos, pero no sólo ellos sino la euroburocracia que gobierna nuestras vidas. No puede ser. No me sorprende que crezca el populismo y el euroescepticismo.

En ocasiones me dan ganas de salir a la calle y decir también “no nos representan”, porque es una vergüenza lo que está sucediendo. He apoyado las reformas y los recortes desde la convicción, porque España necesita entrar en la senda de la buena gestión presupuestaria, el control de los gastos públicos y la reducción progresiva del déficit hasta conseguir que no exista e incluso que sea positivo. No se puede gastar sistemáticamente más de lo que se ingresa.

Lo que es increíble e indignante es que los privilegiados burócratas de la Comisión pretendan imponer una multa de 2.000 millones de euros a España. Nadie lo puede entender salvo ese grupo que cobra unos sueldos multimillonarios y goza de privilegios desproporcionados. Es una lástima que estemos en un periodo electoral, porque sería el momento para que todos los partidos, todos los españoles, levantaran su voz unánime descalificando unas instituciones que, desde luego, no nos representan y que se emprendan iniciativas para acabar con los privilegios de los comisarios y los altos cargos que les rodean.

Lo único que están consiguiendo es que crezca el populismo, tanto de izquierdas como de derechas, y que el euroescepticismo alcance niveles inquietantes.