Alfonso Merlos

Madrid no es Atenas

No, no y no. Ni conviene la fascinación ni la emulación ni el contagio. España no es Grecia ni debe serlo. No lo ha sido. Las dimensiones de la crisis, el paro, la precariedad, la pobreza, la corrupción política y las otras... Los males han sido de similar naturaleza pero de diferentes dimensiones y profundidad. Y –más relevante– mientras nosotros hemos sacado el coche de la cuneta, hemos metido marchas y cogemos velocidad, los hijos de Pericles siguen sin dar con la fórmula para acabar con la desesperación social y el caos económico.

Efectivamente, una espoleta como Syryza, que a buen seguro no generará sino trastornos en la calle, se entiende que haya aparecido, crecido y triunfado. Pero éste no debería ser el caso de Podemos. Porque nuestras cuentas públicas de ninguna manera han colapsado. Porque el reordenamiento de nuestras finanzas se está produciendo con criterio, en la buena dirección. Porque los españoles ni hemos alcanzado ni vamos a alcanzar el nivel de exasperación, hastío, desesperanza, angustia y pesimismo de los compatriotas de Tsipras. ¡No señor!

Iglesias, sus correligionarios y algunos de sus palmeros mediáticos son esclavos de la propaganda. Es obvio que desde hoy mismo intentarán con todas sus artes pescar en río revuelto, generar un maremoto en el viejo continente de punta a punta. Por eso hemos de estar alerta para combatir sus interesadas y previsibles trolas. No sólo porque con ellas se esforzarán en crear una envenenada corriente de opinión con vistas a las municipales y autonómicas. Más importante, porque con esta campaña de agitación pretenderán esconder sus trapos sucios, las denuncias que sufren y no explican, sus millonarios chanchullos y toda la porquería que les noquearía y les sepultaría. ¿Tomamos nota?