Presidencia del Gobierno

Mariano

La Razón
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Esta noche, seguro ha sido mala para un puñado de españoles. Son esos que esperan la llamada del presidente, los que quieren o se consideran merecedores de cartera. Pero saben que Rajoy es guarnicionero reservado y hermético. Así que como los críos que mantienen intacta la ilusión las noches de reyes, los hay que habrán pasado una noche insomnio y esta tarde sabrán si les han dejado el tren eléctrico, el coche teledirigido, la muñeca que llora o carbón y a esperar. Con la «lista» de hoy, Mariano comenzará su segundo mandato, en el que tendrá que preparar a sus huestes para el diálogo y la negociación y para el combate electoral si la geometría no da para sumar con sus múltiples variables. Gobierno de guante de seda y puño de hierro, Gobierno de luces largas y capaz de reaccionar ante los escenarios que están abiertos y que pueden abrirse en unos meses. Rajoy no es un politólogo, Rajoy es un registrador con vocación política. Entre unas cosas y otras lleva en el Gobierno casi 13 años y esto le ha dotado de un instinto del que no se aprende en los libros. En su discurso no encontraremos un rosario de citas, ni es Kennedy ni lo pretende. En su antología popular la tautología, el equívoco y la «rabelada» se combinan para dejarnos perlas con forma de tractor, «es el alcalde el que eligen los vecinos el alcalde», sus «mucho españoles» e incluso aquel «sé fuerte», que demostró tiene exorcizado para esta nueva temporada. Su discurso no emociona pero gobierna y se mueve en unos códigos que encajan en eso que se llama el «sentido común». Suya fue la idea de dejar «apañaos» unos presupuestos para un horizonte electoral que ya olía chusco y que casi se lo lleva por delante. Gracias a esas cuentas hemos podido aguantar estos diez meses de cuentos. Ahora lo inmediato es precisamente echar y pactar las cuentas para el año que viene... si esas cuentas salen se espantará ese horizonte cenizo que describe una legislatura corta y abrupta. Estos meses nos han demostrado que los bardos del apocalipsis no han conseguido su objetivo de «cuanto peor, mejor». Apocalipsis sólo puede haber uno y «como dios manda», que decían en «Así en el cielo como en la tierra» . Por eso los que trataron de asaltar los cielos con un ejército de pajarillos de twitter y una retaguardia de televisiones a tiempo completo o parcial se han quedado para el complemento de oposición.