José María Aznar Botella
Medidas no convencionales
En una decisión histórica por novedosa en Europa, el Banco Central Europeo ha dado orientación sobre la evolución de los tipos de interés a largo plazo. Permanecerán en éste o en un nivel más bajo por un periodo largo de tiempo. Hay que decir que el tipo de interés al que el BCE remunera los depósitos es de cero y que el Banco Central considerará situarlo en negativo. El BCE quiere forzar a los bancos a tomar riesgo, e indica que la autoridad monetaria empieza a estar alarmada ante el riesgo de deflación en la eurozona. El motivo es que sin diseñarlo de este modo el BCE está viendo cómo se produce una contracción monetaria en la eurozona a medida que los bancos devuelven el dinero del LTRO, aquel programa de liquidez ilimitada por tres años al 1%. Esto, unido a la contracción de liquidez global provocada por la indicación de la Reserva Federal sobre una desaceleración en la compra de activos, pone al BCE en alerta roja y se ve obligado a tomar medidas nada convencionales. Ésta ha sido la historia de la gestión de esta brutal crisis. Las autoridades monetarias del mundo se han salido del guión, quizá con medidas de consecuencias peligrosas a largo plazo, pero sin duda previniendo una catástrofe financiera mundial en estos años, mientras las autoridades políticas han navegado entre el desconcierto y la parálisis. Con medidas radicales, los bancos centrales han logrado parar el tsunami financiero, y lo han hecho además con un gran sentido de urgencia. No se puede decir lo mismo de los líderes políticos. No soy consciente de que ningún gobierno de los países del primer mundo haya realizado reformas verdaderamente radicales en estos años. Se sigue el guión de casi siempre, esperando resultados distintos, lo cual según algunos es la definición de la estupidez. Esta semana una fundación en España ha presentado una propuesta de reforma fiscal radical. No sé si hay que hacer ésta u otra, pero cuando un país recauda tan poco en relación al PIB, teniendo los impuestos más altos del mundo, parece claro que se precisa una reforma fiscal radical.
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