Gaspar Rosety

Miguel Ángel Portugal

Hace algún tiempo que tomó la decisión de trabajar fuera de España, allí donde se aprecian sus enormes conocimientos, lejos de los clubes que ama. En todas las entidades para las que ha servido siempre ha obtenido una gestión de recursos humanos envidiable. Hace casi dos años puso rumbo a Bolivia, una liga suramericana de categoría menor, pero con la exigencia de hacer campeón al Bolívar de La Paz. Llegó, vio y venció. Ganó la Liga.

Ahora, aterriza en un importante club brasileño, el Atlético Paranaense, tercer clasificado en el Brasileirao, la más potente liga brasileña. Allí han apreciado no sólo los métodos de entrenamiento de Miguel Ángel Portugal y sus libros sobre metodología del trabajo diario, sino también la capacidad para gestionar la cantera, dar oportunidades a los más jóvenes, el conocimiento para crear estructuras de funcionamiento y una última idea que me confesó un dirigente brasileño hace unas fechas. «Portugal me recuerda el perfil de Vicente del Bosque. Es un hombre que transmite tranquilidad, rigor y seriedad».

Recuerdo haber leído comentarios del propio Del Bosque afirmando que, entre sus preferencias, estaban los libros de Miguel Ángel Portugal. Seguro que, cuando regrese a España, será para un reto de calidad, igual que aquella tarde que llegó al Real Madrid con Juanito, desde su Burgos amado. Los que lo conocen bien están al tanto de su sabiduría, que es abundante y generosa. No en vano pertenece al espíritu del Real Madrid de Bernabéu, aquel que impregnó la historia del fútbol mundial de virtudes y modelos a seguir que, aún hoy, prevalecen en las grandes instituciones. Un gran tipo que merece este éxito.

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