Iñaki Zaragüeta

Mucho ruido y pocas nueces

No seré yo quien niegue el revuelo social provocado por el «caso Bárcenas», aunque ha alcanzado tan altas cotas más por efecto del altavoz mediático que de la sustancia real de lo exhibido hasta ahora. Hoy por hoy, no hay causa penal contra el presidente del Gobierno ni contra la secretaria general del Partido Popular. Hoy por hoy, el meollo de la cuestión sigue centrándose en que el ex tesorero no justifica la fortuna de 48 millones de euros en Suiza. Hoy por hoy, de los tan cacareados recibís, sólo ha mostrado uno, firmado por el que por entonces era el gerente del PP catellano-manchego cuya legalidad podría acreditarse.

Ni Mariano Rajoy ni los hechos van a convencer a sus enemigos. Hace tres días reclamaban la comparecencia del presidente. Compareció, negó las imputaciones y ¿de qué ha servido?, de nada a pesar de decir lo necesario. María Dolores de Cospedal se presentó ante los periodistas sin límite de tiempo alguno, ¿qué enemigo se ha conformado?, absolutamente ninguno. Como Pedro, están dispuestos a negarles antes que condenar a quien no se ha cansado de mentir ante el juez, ante los informadores y, como dicen en mi pueblo, ante el «sursum corda».

Bárcenas y el periódico que le acoge están obligados a cortar su dinámica de diario sobresalto. La nación y la situación de los españoles no lo permiten. Ni de cara al exterior ni al interior.

Que digan lo que tengan que decir, que muestren lo que tengan, para que actúe la Justicia y todo se aclare. A lo mejor su problema es que no hay algo más de sustancia y tienen frustradas sus expectativas. La moción de censura de Rubalcaba me provoca, como hace unos días, ternura. Así es la vida.