España
Mueran los impuestos
Se calcula que uno de cada diez trasplantes en el mundo son resultado de una transacción comercial, es decir, que se compran.
En los países de nuestro entorno está prohibida la venta, pero, por ejemplo, en la India la comercialización fue libre hasta 1994, después quedó mínimamente regulada. Allí se producen cientos de trasplantes cada año, las personas ricas son receptores y aunque las condiciones de salubridad son mínimas, en un mundo en el que se donan menos órganos que los necesarios, el dinero les da la curación.
Considerar una vida más valiosa que otra en función de su riqueza rompe los Derechos Humanos. Seguramente en nuestro país la mayoría está de acuerdo en torno a esta premisa.
Ciudadanos y el Partido Popular han entrado en una espiral de competición por el electorado, en la que se miran de reojo para intentar ser más duro y contundente que el otro sea lo que sea lo que se debata.
La disputa por el podio en la posición más contundente se ha llevado, en primer lugar, en lo relativo a la cuestión catalana, pero, últimamente, ha surgido otra particular pugna entre ambos partidos en lo relativo a los impuestos.
El Sr. Rivera ha ido perfilando paulatinamente y de manera creciente un discurso contrario los tributos, proponiendo bajadas y eliminaciones. Escuchándole atentamente uno podría deducir que, si por él fuese, eliminaría la gran mayoría de ellos.
Por su parte, el Sr. Casado ha debido de acusar el golpe, porque se ha hecho eco de las propuestas de Ciudadanos y se ha sumado al carro de enarbolar, como una de sus principales banderas, la reducción impositiva.
En honor a la verdad, en el PP viene de lejos. Nunca han tenido cabida las ideas demócratacristianas, que se extinguieron con la UCD, pero en la práctica, el Sr. Rajoy demostró, con la subida del IVA, que una cosa es la ideología y lo que diga el programa electoral y otra estar en el gobierno, la realpolitik.
Por eso, el Sr. Rivera intenta autoproclamarse líder indiscutible de la lucha contra los impuestos, quizá porque todo lo que dice y hace se ciñe a lo que él considera que quiere la gente de la calle.
Si uno pregunta a un ciudadano si quiere pagar impuestos, seguro que contesta que no, si a continuación se le pregunta si considera que paga más de lo que recibe a cambio, su respuesta es indudablemente sí, no hay más que revisar cualquier estudio del CIS, de los de antes del Sr. Tezanos, claro está.
Sin embargo, si en esa curiosidad sociológica continuamos el interrogatorio y le preguntamos si considera que el resto paga más de lo que recibe, contestará probablemente que no y si rematamos la encuesta sobre su opinión en materia de servicios sanitarios o educativos, sin duda e independientemente de su ideología, renta o estudios, el 89% responderá que sí quiere fortalecer estos servicios.
Albert Rivera y Pablo Casado se han quedado disputando el primer acto, si eliminan impuestos ganan votos, a ver quién da más. Pero están haciendo trampas a la sociedad española, porque lo que deberían decir a continuación es que sin impuestos no hay sistema de salud, ni colegios públicos ni concertados, ni transporte de cercanías.
Los líderes políticos deberían asumir la mayoría de edad intelectual y que los impuestos no son ni buenos, ni malos, sencillamente son necesarios y lo que debería hacerse en España de una vez por todas es una reforma tributaria para que sean justos, porque lo injusto es que el sistema lo sostienen todo las rentas del trabajo y casi nada las rentas del capital.
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