Cristina López Schlichting
Necesidad del socialismo
La socialdemocracia es una idea muy interesante y europea. El capitalismo puede resultar atroz a veces, en especial para un cristiano. Cuando los cuñados encadenan contratos temporales a lo largo de décadas, cuando los amigos cobran 600 euros en negro por el trabajo de un mes, cuando la vida de las personas se somete por completo al trabajo y ya no hay conciliación posible y las familias se destrozan es realmente duro amar el libremercado. Cuesta mucho creer que la regulación económica pueda confiarse del todo al buen corazón de las personas. Naturalmente que servidora, que presenció la caída del Muro de Berlín y viajó durante años por los regímenes comunistas, está vacunada para siempre contra el estalinismo, pero una cosa son la URSS o Venezuela o Cuba y otra muy distinta el SPD alemán. Ahí estoy con Corcuera. La sociedad europea civilizada es el baile armónico de la creatividad empresarial personal con el Estado protector. La combinación de la administración eficaz con la libertad civil. La pena es que en España ser cristiano y socialista es cosa difícil, porque cada cierto tiempo le da a la izquierda un ataque de anticlericalismo, cosa incomprensible teniendo en cuenta que nadie ayuda más a la justicia social que la Iglesia. Menos mal que los cristianos somos pacientes y sufridos. Creo sinceramente que la socialdemocracia tiene un espacio interesante en la sociedad. Que las ideas de Indalecio Prieto o Besteiro han contribuido definitivamente a la historia de la justicia. El PSOE no puede perderse en España, porque todos perderíamos. No sólo porque el centro derecha necesita de un contrapeso que mire más allá de la prosperidad, sino porque ahora ha renacido entre nosotros el estalinismo con nuevos disfraces de oveja. Porque eso es Podemos: una propuesta revolucionaria de koljoses o asambleas que no tiene nada de democrática. Para Pablo Iglesias el poder es del pueblo, siempre que él determine quién es o no el pueblo. Sospecho que yo no soy pueblo para él. Sería muy grave que semejante propuesta ocupase la izquierda española. Por eso es crucial que el socialismo español ocupe la mitad de la escena política, que le corresponde. Me río yo ahora de los críticos del bipartidismo. Hay que fastidiarse. ¡Feliz bipartidismo, qué tiempos! Parece que los seres humanos estamos empeñados en destruir todo aquello que funciona. ¿Acaso hay algo más sano que alternar entre contención de gasto e inversión pública? ¿Entre libertades civiles y protección prudente del trabajador? Así hemos construido la España del siglo XXI, que nada tiene que ver con la pacata y pobretona de los años sesenta en los que nací. Espero muy sinceramente que esto del socialismo se arregle en España. Entretanto, y como los católicos somos así, educados en el bien común y el martirio, recomiendo a todos los que crean en Dios unas oraciones por el PSOE. Es una de las grandes ventajas de nuestra fe: nos educa en reconocer el bien que supone el otro, aunque a veces el otro sea incapaz de lo mismo.
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