Julián García Candau

No eran sólo síntomas

No fue sólo síntoma el empate en Pamplona. Fue más que ello en Ámsterdam. El Barça venía dando muestras de inconsistencia. Y no sólo es la ausencia de Messi lo que condiciona. Dos derrotas seguidas, pronóstico grave. Es probable que la pérdida de estilo del Barcelona se cargue en el debe de Martino. El entrenador dijo que ello es innegociable y si es así habrá que convenir que son los propios jugadores quienes están cambiando la fórmula. En este sentido se puede afirmar que Xavi está muy lejos de ser quien era; Cesc se pierde muchos minutos e Iniesta juega a ráfagas y cuando está inspirado no tiene acompañantes. El Barcelona es el jugador de golf que pierde el swing y lo busca inútilmente. Ayer, Xavi e Iniesta no acabaron el partido.

El Barça de San Mamés perdió más balones en medio partido que antes lo hacía en media docena de encuentros. Sin Alves y Jordi Alba no está en condiciones de crear avances por las bandas y dado que por el centro se atropella, al adversario le basta con imprimir velocidad a su juego para que el temible Barça desaparezca. No recupera pelotas y las pierde con prontitud. Juega sin excelencias. Neymar no acaba de ser el delantero desequilibrante. Ayer no ganó ningún mano a mano. No encuentra el gol y con la ausencia de Messi ello es primordial.

El Athletic, que presiona en todo el campo, que juega con intensidad en todas las zonas y lo hace colectivamente, anuló el fútbol de toque de los barcelonistas. Acabaron sin saber cómo sacar el balón de su zona.