Reyes Monforte
Normalizar milagros
Si hacemos caso a Albert Einstein, hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro. Y, cuando hablamos de avances médicos y científicos, todo parece un auténtico milagro. La verdad es que últimamente las únicas buenas noticias nos vienen de la esfera científica, aunque algunos prefieran seguir mostrándose sordos y ciegos ante esa realidad. No me imagino lo que debe sentir una persona que lleva 30 años sin poder ver cuando abre los ojos y comienza a percibir movimientos, luces y formas. La frase para recordar la ha pronunciado esta mujer, Josefa, y deberíamos enmarcarla: «He estado en la oscuridad, pero ya hay que cambiar». Algo tan sencillo como poder ver y apagar las velas de su tarta de cumpleaños le ha dado la felicidad. Eso no tiene precio, aunque, en este caso, sí lo ha tenido y resulta prohibitivo para el bolsillo del ciudadano. Es lo único que no cuadra en este nuevo logro de la ciencia, el precio. No puede ser que este proceso médico cueste 200.000 euros, aunque su valor sea incalculable. Hay que normalizar este milagro y eso, en nuestros días, quiere decir que hay que asegurar la financiación para estos fines, que son los que verdaderamente valen la pena y están al servicio de todos. Se destinan partidas presupuestarias mucho mayores a temas menos importantes que desde luego no mejoran tanto la calidad de vida. Normalizar la ciencia es la mejor inversión que puede tener el ser humano. Quien no lo entienda así no tiene visión de futuro.
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