Iñaki Zaragüeta
Nos jugamos mucho con la Olimpiada
La ciudad de Valencia y, por tanto, la Comunitat nos jugamos muchos el día 7 cuando el Comité Olímpico Internacional designe la sede la Olimpiada de 2020. La elección de Madrid haría de nuestra capital subsede de las competiciones de vela, con las inversiones que la misma conllevaría a pesar de que tenemos todo dispuesto tras las celebraciones de dos Copas América, y con la dosis de optimismo y autoestima que provocaría.
No nos engañemos. Aquellos eventos traerán, si hay final feliz, la nominación de Valencia como subsede. Sin ellos, estoy convencido de que las inclinaciones serían por Palma, incluso por Barcelona. La apuesta de entonces de Rita Barberá y Francisco Camps siguen dando sus frutos por más que algunos desprecien y denosten tan grandes iniciativas. Estamos en el mapa internacional en buena parte gracias a ellas.
De ahí que entristezca la batalla contra esa política por parte de unos cuantos y cause adeptos con la excusa de la crisis económica después del trabajo, también dinero, que ha costado llegar a la cota de prestigio alcanzada por Valencia y por nuestra Comunitat. Así es la vida.
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