Francisco Nieva

Opiniones

Opino que:

Opiniones, opiniones y todo es opinión. Opinión sobre esto y aquello y sobre todo lo demás. No hay cosa más estimable para el hombre que su libertad de opinión. Yo soy mi opinión, no soy otra cosa que una opinión. Una amistosa reunión entre los humanos es un intercambio de opiniones en un clima de paz, sumidos en una nube de bonanza y de tolerancia en extremo gratificante. Tenemos opiniones distintas, que ninguna pugna suscitan, sino afecto y curiosidad por el otro. –«Dame tu opinión sobre mi opinión. A fuerza de opiniones nos conoceremos y nos pondremos mutuamente en valor».

En tanto que escritor, yo dependo mucho de la general opinión, vivo y dependo de ella. Y como dramaturgo, vivo y dependo de ella. No hay mejor opinión que el aplauso. Yo vivo y respiro en un mundo de opiniones diversas, que pueden suscitar un apasionado interés por los fenómenos del mundo, por el ser humano en su conjunto. Por la novela o la comedia del mundo, por el arte y el conocimiento, por el mero placer de existir. Yo aprecio cualquier opinión sobre cualquier cosa, cualquier futilidad, nimiedad o niñería. Todo depende aquí de un sistema de conocimientos y sensaciones. –«Dígame usted cualquier cosa que opine sobre cualquier cosa, y lo conoceré mejor».

Aspiro yo a dar mi opinión sobre cualquier cosa que se me ocurra de momento, para que ustedes, mis lectores, me conozcan mejor. Y vamos, pues, a ello:

Primera opinión:

Tras inflarme hasta la saturación de películas antiguas, grandes hitos, en la pantalla de mi ordenador, pienso en la suerte de inmortalidad que confiere el cine a quienes lo elevaron a la categoría de séptimo arte, y en los grandes depósitos de tal información. Material que, mediante los avances de la ciencia, se recupera y conserva, cambiando de soporte y alargando su vida indefinidamente.

Me parece un milagro que aún pueda conmoverme con obras como «Grand Hotel», de Samuel Goldwind; «Senso», de Visconti; Amarcord y «La nave va», de Fellini; «¿Qué fue de Baby Jane?», de Aldrich, y otras muchas, dignas de conservación. Todos sus técnicos y artistas han muerto ya y sus vívidos fantasmas vuelven para seducirme con su particular mensaje estético. La euforia y el lujo de Fellini, la histórica recreación y evocación de Visconti, el absurdo y la gracia de Woody Allen, la belleza de Greta Garbo, de Marlene Dietrich, Joan Crawford, Alida Valli, Ava Gardner, Jean Harlow y Marilyn Monroe. Sería necesaria una gran conmoción telúrica para destruir ese rico y fecundo legado, desapareciendo como la Biblioteca de Alejandría. Todo es posible y todo es de temer, pero por lo pronto ahí esta ese interminable archivo de emociones y sentimientos, de argumentos e imágenes llenos de sentido. El arte cinematográfico apostó por la eternidad y la ha conquistado para bien de la Humanidad. Esa incalculable riqueza documental es el gran tesoro que el homo sapiens ha sabido conservar y hacer imperecedero y siempre actual. Motivo es de maravillarse y felicitarse por su existencia. La vida es sueño cinematográfico, al alcance de nuestras manos, para vivir más intensamente los horizontes de la imaginación y lo ilimitado de su estímulo intelectual.

Segunda opinión:

Otra cosa extraña quiero comentar: el reflejo de España en la música universal. ¿Qué tendrá España de singular y atractivo para consagrarse como fuente de inspiración? ¿Para dar pábulo a Capricho español, de Rimsky, a La alborada del gracioso y el Bolero, de Ravel? Yo, que nunca me he reconocido un patriota, me siento enardecido por esta extrema decantación de mi raza, mi pueblo y mi paisaje. Me estremece infinitamente escuchar Iberia, de Debussy, que casi me fuerza a comulgar con España y sentirme orgulloso de mis nativas raíces, de mi personal hispanicidad, de su vida y su colorido, de su geografía y moral diversidad. Me parece un delito romper con esa unidad emocional, como parece querer el secesionismo catalán. Nota discordante en un concierto universal. ¿Qué características virtudes han hecho que España sea tan buena en música? He aquí un misterio más que celebrar.