Cataluña
¿Otra jugada indigna?
Jordi Pujol salió al balcón del Palau de la Generalitat para pronunciar una frase que quedaría para la historia de la Transición democrática hace casi treinta años. El llamado caso Banca Catalana había estallado y la Fiscalía tenía intención de imputar al casi recién estrenado President. Con la plaza de Sant Jaume a rebosar, Pujol acusó al Gobierno de la Nación, presidido por Felipe González, de estar urdiendo una jugada indigna. Por primera vez, de manera explícita, el nacionalismo entonces moderado, presentaba como un ataque a Cataluña en su conjunto una cuestión meramente judicial que afectaba a su líder, y sólo a él. Desde entonces hemos vivido cantidad de episodios en los que se ha intentado tapar episodios de presunta corrupción apelando al victimismo y desplegando la bandera, estelada o no, para desviar la atención. Ahora es otro Pujol, el número dos de Convergencia, quien se encuentra en el punto de mira de la Justicia por su supuesta conexión con el «caso Campeón», el mismo que puede llevar hasta el banquillo de los acusados al ex ministro y ex número dos del PSOE, José Blanco. Además la sombra alargada de la corrupción salpica al propio presidente Artur Mas que ha apostado por una huida hacia delante tras fracasar en su intento de conseguir una mayoría parlamentaria aplastante en las elecciones anticipadas del pasado 25 de noviembre. ¿Veremos a Mas y a Oriol Pujol apelando nuevamente a una jugada indigna, esta vez del Gobierno de Mariano Rajoy? No sería de extrañar, ya que la desesperante lentitud de la Justicia española puede dejar estos graves asuntos en la nebulosa de la sospecha durante mucho tiempo. Y mientras tanto la política catalana se encamina a un callejón de difícil salida con Esquerra Republicana, una vez más, teniendo en sus manos la llave de una estabilidad imposible basada en una consulta soberanista ilegal.
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