Alfonso Ussía

«Podemos» en alejandrinos

Les llegan los dineros de nubes iraníes, de la vetusta Persia entregada a Mahoma, de allí, donde lapidan a la mujer adúltera, y al hombre que ama al hombre lo cuelgan de la soga. Les llegan los dineros de donde nada queda, ni carne, ni pescado, ni fruto de guayaba; donde el papel higiénico es oro inalcanzable y sólo en Miraflores los rollos nunca faltan. Sus teóricos cobran por trabajos que no hacen en los montes de orégano de la andaluza Málaga, y algunos de los suyos despiden con sollozos al ataúd «gudari» del Bolinaga etarra. La bella novia rubia del capitán supremo, sufraga generosa la empresa de su hermano, pero ella lo ignoraba del todo, y no sabía que aquello enriquecía al familiar cercano. En dos meses, el noble proletario que tiene apellido de objeto que guarda las monedas, recibió medio kilo de caribeños euros sin facturas, papeles y a las nalgas de Hacienda. Por un lado pregonan y prometen sosiego, y del otro amenazan con futuros de odio. Sueñan con la utopía que cayó con el muro, que guardó la miseria, la cárcel y el oprobio.

Los jóvenes les siguen como dulces corderos, y confían en ellos los nuevos electores. También gentes de culto, como San Juan el cómico, ó la insigne figura del médico Luis Montes. Por su entorno pulula Jiménez Villarejo, que por fin ha encontrado su gozo de peonza, y en breve, es muy probable que se sume al proyecto el franquismo de Alhambra de Mayor Zaragoza. Es decir, que muy nuevo, pero todo viejísimo, es decir, que futuro, pero todo pasado; es decir, que un mañana con el ayer encima, es decir, que anticasta pero todo encastado.

El capitán supremo no concede entrevistas si no le envían antes la serie de preguntas. Y avisa que los medios privados, en el caso de gobernar un día, sufrirán su clausura. El «Pravda» o el «Isveztia», el «Arriba» o «El Pueblo», ésa será la oferta de papel del mañana, y si alguno se tuerce e incumple las consignas, aún queda el monopolio habanero del «Gramma». Las radios, como antaño, obligadas al «Parte», en la televisión, sólo una, más concursos que series, y en cada mes un viernes proyección y debate del coñazo soviético en honor del «Potemkyn». En los supermercados las colas afligidas por conseguir un rollo de papel de retrete. A falta de pescado, la lata de sardinas, y en lugar de ternera, el caballo en filetes.

Con la prima de riesgo a setecientos puntos de Europa nos darán la esperada patada, y vendrá la moneda de hojalata o de plástico, proyectada en Atenas y acuñada en La Habana. Como en tiempos soviéticos de planes quinquenales, los almacenes «Gum» venderán nuevas modas. Pantalones de hombres, todos grises marengos; Las mujeres y niños, zapatitos de goma.

Se construirá a lo largo de Páramo de Masa un hospital psiquiátrico para los periodistas que no acepten el nuevo destino proletario y exijan libertades y demás tonterías. La Navidad, prohibida; será denominada «el solsticio de invierno». Los Reyes, arrestados. San José, con María, camino del destierro, y Jesús al hospicio y luego, a un internado. Como ya ha prometido la chica sevillana, no habrá Semana Santa, y menos en Sevilla. Cerrarán las iglesias, y con las catedrales, para ahorrar presupuesto, se harán nuevas mezquitas.

Si se puede se hace, y en «Podemos» se puede. Si no se puede se hace también, con dos cojones. Basta ya de remilgos y dulzuras absurdas que impiden la victoria de las revoluciones. Un Ejército nuevo, con un soldado al mando, y con los generales de guardia o de cocina. Si se puede se hace, y en «Podemos» se puede. Basta ya de bobadas, basta ya de pamplinas.

País Vasco y Cataluña, al fin, independientes. Árabe Andalucía; España, la meseta. Castilla liberada de místicos y santos. Y todos por la calle luciendo las coletas.