Pilar Ferrer
Política al trasluz
Frente a los ataques de la oposición, legítimos en democracia, hay algo que nadie puede negar a este Gobierno. Una ingente necesidad de limpieza, porque a su presidente, Mariano Rajoy, le repelen maniobras siniestras, oscuras y, sobre todo, pecuniarias. En los últimos días, mientras luchaba contra el sueño en Bruselas, el líder del PP tenía claro la última ofensiva. Quiénes lo hacen, por qué, para qué y el cómo son preguntas que a un gallego profundo como Rajoy, en su ya dilatada vida pública, le condicionan una respuesta inmediata. A él, que le registren. Y en su equipo, tiempo al tiempo. Quien lo hace lo paga. Sin prisas, pero sin pausas.
Rajoy es un dirigente veterano, rocoso, cuyo único objetivo es sacar a España de la crisis. Resulta muy injusto juzgar a todos por el mismo rasero. Ahí están gentes de su equipo dando la cara, sin nada que ocultar. Una vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con gran dignidad, separando con sutil elegancia el atril del gobierno y el partido, algo que no hicieron algunos de sus antecesores. Y muchos ministros del Gobierno, secretarios de Estado y cargos intermedios, que trabajan hasta la extenuación para sacar a este país adelante, frente a intrigas sediciosas y palaciegas de bajo fuste.
Hete ahí, como buen ejemplo, a la ministra Fátima Báñez, que ha dejado muy convencidos a sus colegas europeos en la reciente Cumbre de Dublín, con su ambicioso Plan de Empleo juvenil, que puede beneficiar a más de un millón de parados. Sin reparar en horas, a destajo para fomentar el autoempleo y esperar los réditos de una reforma laboral que ahora cumple un año y debió acometerse mucho antes, Báñez es ejemplo del rigor y transparencia que el Gobierno necesita en estas horas bajas. En connivencia con el partido y el grupo parlamentario, entre sombras y certezas, es hora de la política al trasluz. Sin apagones.
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