José María Aznar Botella

Preferentes y contribuyentes

Sospecho que esta columna gustará todavía menos de lo habitual, pero los tenedores de acciones preferentes de la banca nacionalizada deberían manifestarse para dar las gracias. Naturalmente que hay casos sangrantes de personas engañadas que habrán de resolver árbitros y juzgados, pero en líneas generales las preferentes recuperarán una parte importante de su nominal cuando su valor liquidativo es de cero patatero.

Cabe destacar que esta generosidad en el tratamiento de preferentes tiene dos grandes colectivos de damnificados: los tenedores de deuda subordinada y los contribuyentes. El público ha de saber que prestar dinero a los bancos no es una actividad libre de riesgo, mucho menos cuando se remunera con generosos cupones, que estos títulos tienen en su contrato un elemento de absorción de pérdidas y que cuanto más capital se devuelve a las preferentes más dinero le cuesta al sufrido contribuyente la recapitalización de la banca.

El contribuyente se sacrifica por el colectivo afectado por las preferentes, como lo hacen los tenedores de deuda subordinada. Estos sí van a padecer una pequeña estafa. Al contrario que las preferentes, no hay en los contratos de deuda subordinada ningún elemento de absorción de pérdidas y solo en un evento de liquidación puede la recuperación de su nominal verse mermada, siempre y cuando accionistas ordinarios, preferentes y tenedores de deuda perpetua asuman un 100% de pérdida. Se viola así la seguridad jurídica de los contratos, asunto para el que no está España y precio alto que pagar por una pequeña victoria del contribuyente, quien no tiene a nadie que se manifieste por él, pero que por una vez no acabará pagando la totalidad de la factura. Los afectados por las preferentes que busquen remedio en los juzgados, que los contribuyentes somos más y ya pagamos bastante.