Cristina López Schlichting

Premios Bravo

La Razón
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Los premios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal han configurado uno de esos raros espacios de la cultura española donde el diálogo es la norma –en vez de la excepción– y se consigue eso que tanto persigue el Papa Francisco de crear puentes entre las personas de distintas convicciones. La ceremonia de entrega congrega indistintamente a cantantes, actores, curas, monjas, periodistas o publicistas. Tiene su aquél (al menos en España) saludar en la misma sala a agnósticos y creyentes, izquierdas y derechas, hombres de letras y gentes de la empresa.

Ayer tuvieron lugar los Premios Bravo y estaban el director de la orquesta y coro de RTVE, Miguel Ángel Gómez Martínez; Laura Contreras, la actriz protagonista de «Luz de Soledad» o los representantes de Ikea por su campaña «Salvemos las cenas». Muy aderezados por obispos a mansalva y todos compartiendo canapés. Un espacio precioso para conocer gente inteligente, dispuesta a trabajar en equipo y mejorar la sociedad.

Llevo conmigo el dolor por una nación tan dividida tradicionalmente como la nuestra (parece más importante ser de determinado partido o equipo de fútbol que ser español) y la convicción de que el amor, el bien y la belleza son distintas caras de la verdad.

Imagínense mi emoción cuando el presidente de la Comisión de Medios de Comunicación y, por lo tanto, anfitrión del acto, inauguró la sesión con un discurso literariamente perfecto en el que subrayaba: «Cada uno de ustedes a su manera, queridos premiados, han acercado a nuestra vida expresiones de la verdad o de sus inseparables hermanas, la bondad y la belleza. De su búsqueda, de su hallazgo o de su expresión ustedes han sido protagonistas en este año y se lo queremos agradecer». Monseñor Ginés García Beltrán conseguía verbalizar que todos los presentes, desde perspectivas diferentes y distintos métodos, deseaban lo mismo. Y que cabe tender puentes y colaborar.

Han sido premiados este año muchos amigos con carreras ejemplares: los periodistas Antonio Pelayo, Ángel Expósito y Pedro G. Cuartango, Txomin Pérez, responsable de medios de la diócesis de Palencia o el fotoperiodista Santi Palacios. Cada uno de los ellos sabe hacer algo excepcionalmente bien: escribir, divulgar, cantar, interpretar, fotografías, filmar. Son, en definitiva, creadores en busca de la Belleza. Cuánta potencia.

Sería maravilloso podernos poner en marcha colectivamente hacia los objetivos comunes, sumar fuerzas, empujar en la misma dirección, mejorarnos y complementarnos, en lugar de engancharnos en sangrías fratricidas que desgastan. Recordando al fallecido Zygmunt Bauman y su trágico concepto de sociedad líquida, sin verdad reconocible, Monseñor García Beltrán subrayaba la profunda necesidad que los seres humanos tenemos de lo verdadero: «Sin la posibilidad de la verdad, sin su búsqueda, sin aspirar a ella como algo posible y necesario, podemos dejar al mundo a merced de ideologías totalitarias o populistas, de medias verdades, de eslóganes, de marketing, de tuits ofensivos o ridículos». Mis felicitaciones a los premiados y a la Iglesia española, por crear este espacio de encuentro y positividad.