Ely del Valle

¡Qué has dicho!

Recuerdo que en mis tiempos de colegio Cataluña era lo más moderno que teníamos por la península, Gibraltar incluido. Representaba el puente que todavía no habíamos formalizado con el resto de Europa; el embrión de las vanguardias culturales; el boceto de la España primermundista que queríamos ser. Cataluña era una comunidad próspera y con ganas de la que siempre se hablaba bien. Para todos aquellos niños de entonces, escuchar ahora al Defensor del Pueblo catalán hablar de 50.000 niños, no malnutridos sino desnutridos por efecto de la crisis, es desmontarnos la historia para desnudar con toda su crudeza una realidad constatable: en apenas tres décadas, algunos se han cargado la vaca sagrada a fuerza de ordeñarla.

Lo peor del caso – aparte de que haya niños en esa situación, que también los hay en el resto de las comunidades– es que el gobierno de la Generalitat lo niega y encima se enfada muchísimo con el mensajero. El informe presentado por Rafael Ribó se apoya en datos del propio Instituto Catalán de Salud, pero eso da igual. Quien denuncia un problema en Cataluña está contra Cataluña, y a partir de ahí, se hacen innecesarias las aclaraciones.

El problema del gobierno catalán no es que se vayan a gastar 100.000 euros en promocionar en prensa la próxima Diada mientras debe lo que no está escrito. El problema es que niega la mayor. Lo que no existe no cuesta. Mejor maquillar que solucionar. ¿Debilidades que pongan en duda la eficacia en la gestión? ¡Qué has dicho! A estas horas, los 42 asesores de Mas deben estar con las neuronas en combustión pensando cómo cargarle el muerto a una España de la que ellos están empeñados en excluirse. No sorprendería que el próximo enemigo a batir no sea esa malnutrición que ellos afirman que no existe, sino Rafael Ribó por denunciar lo que no conviene