Alfonso Merlos
Querer y poder
Es un escarnio. Denigrante, humillante. No sólo para las víctimas del terrorismo, sino para todos aquellos españoles (la mayoría absolutísima) que hemos creído en el achatarramiento de ETA a través de los mecanismos legales, legítimos y eficaces del Estado de Derecho. Es lo que hay. No podemos permanecer impasibles ante las imágenes que presentan en libertad al asesino en masa apellidado De Juana Chaos.
No es de recibo. Es un daño añadido, acumulativo a todos los que han sufrido en sus carnes y su conciencia los compatriotas que entienden que no puede haber impunidad para estas alimañas a las que ahora mostramos junto a su familia, relajados, tranquilos, haciendo la vida que impidieron a otros. Así son estos monstruos, estos despojos, esta carne de vertedero, estos hijos de Satanás. Lo peor de lo peor. Una vergüenza para la raza humana.
Nunca es tarde. Y es hora de actuar. Éste debe ser el detonante. La Audiencia Nacional puede ser más o menos fuerte en su funcionamiento y su misión estratégica de repeler el delito. Pero aquí el problema sustancial se concentra al otro lado del Atlántico. No se llama Venezuela. Se llama chavismo: una ideología repugnante que confunde a las masas y que, encumbrada a las instituciones, promueve el amparo de quienes tienen las manos manchadas de sangre.
Es hora de tirar por elevación. España debe promover una campaña a nivel internacional para que Caracas deje de ser madriguera de prófugos de la Justicia, de matones varios, de enemigos de la libertad. De sujetos detestables que, como este sucio etarra, tienen causas pendientes con la Justicia. La de todo el mundo. El terrorismo es un crimen contra la humanidad entera. ¿Se ha enterado, Maduro?
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