Alfonso Ussía
Quirón
El grupo Quirón es propietario y gestiona decenas de hospitales en España. Su raíz está en Zaragoza. Su fundador es Publio Cordón, secuestrado y asesinado por los canallas del GRAPO. Su familia, como la de Marta del Castillo, no ha tenido el derecho de dar sepultura a sus restos mortales, porque la perversidad humana es inabarcable. Su viuda no se resignó, trabajó y quiso recordar a su marido todos los días aumentando el prestigio de la Quirón allí donde se instalara. El nivel de profesionalidad es insuperable y el trato con los pacientes, modélico. Lo afirmo porque he sido paciente de la Quirón de Madrid, y puedo asegurar una cosa. Mientras me hacían toda suerte de pruebas ningún médico, asistente, ATS, enfermera o administrativo de la Quirón se manifestó pidiendo que tuviera una enfermedad grave. Eso sucedió en La Paz cuando Cristina Cifuentes –¡enhorabuena y bienvenida de nuevo al circo!–, delegada del Gobierno en Madrid, combatía contra la muerte en una UVI del hospital público. Médicos, enfermeras, asistentes y personal de La Paz se reunieron para pedir que una moribunda se fuera del hospital ante el pasmo, el silencio y la cobardía de los facultativos que no se sumaron a la original vileza. No todos lo hicieron, pero la mancha queda ahí, y quizá, para mucho tiempo.
Rubalcaba y Lara no se han mostrado comprensivos con la elección de la Quirón para intervenir quirúrgicamente al Rey de su infección en la cadera izquierda. Ellos prefieren un hospital público. De elegir un hospital público, dirían que la presencia del Rey obstruiría el normal funcionamiento del hospital. Siempre juegan a la contra. Creo que Rubalcaba sí siente respeto, afecto y admiración por el Rey, y que hubiera estado mejor calladito. Pero a Cayo Lara lo de la elección de la Quirón le ha sentado como un tiro de los que él dedica a los conejos de Argamasilla, porque ha perdido la oportunidad de organizar otro movimiento bochornoso, como el de Cristina Cifuentes. Con el Rey en La Paz, los médicos políticos, las enfermeras sindicalistas y los asistentes de carné hubiesen aprovechado la situación para montar una de sus charangas. No escribo de fantasías. Ya sucedió con Cristina Cifuentes. Si de Cayo Lara dependiera la salud del Rey, el designado para sedar a Su Majestad sería el doctor Montes, lo cual nos preocuparía a más de cuatro. Diálogo de Mihura, creo recordar: ¿Y usted qué quiere insinuar cuando dice que nos preocuparía a más de cuatro? –Quiero decir que nos preocuparía a cinco–. Esto no viene a cuento pero me parece cachondo recordarlo.
No lo duden. Marea Blanca ante el hospital público que el Rey hubiese elegido. «El Rey ha dejado sin cama a un paciente que la necesitaba más que él»; «Han ocupado media planta del hospital mientras los enfermos duermen en los pasillos»; «es indignante que al Rey le hayan servido merluza, y al resto de los ingresados, pescadilla»; «en un hospital público todos somos iguales»; «la Reina visitó al Rey a una hora prohibida para las visitas»; «En la planta donde está ingresado el Rey nos exigen que nos identifiquemos como si fuéramos sospechosos»; «un nieto del Rey ha mirado con obsesiva fijación el culo de una enfermera». Y la aparición en los informativos de la Cuatro, Tele-5 y La Sexta de la presidenta de las Feministas de la Sanidad Pública: «Lo del nieto del Rey ha sido un insulto a todas las mujeres de España».
En fin, que bienvenido a la Quirón, donde todos trabajan para aliviar, sanar y cuidar a los enfermos.
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