Alfonso Merlos
Reincidentes
Va en la naturaleza del escorpión picar. Y en el ADN de los testaferros de la banda mafiosa ETA, tirar de sus hombres de confianza. Lo de hombres es un decir. Son los cobardes que han pasado por prisión por matar o amenazar o extorsionar o, al fin y a la postre, haber tomado parte en primera persona de actos criminales.
La noticia que avanza hoy LA RAZÓN revela, de la A a la Z, lo que los menos ingenuos, o los que intentamos tirar de sentido común, o los que procuramos dar crédito a la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado y la Justicia ya intuíamos: aquellos que se han visto involucrados en las actividades de una organización asesina se muestran dispuestos, una vez abandonada la celda, a engrosar las listas de sus voceros y delegados para las próximas elecciones generales.
Va de suyo. Ahí quedan sus méritos. En años de cárcel. En paseos de aquí para allá en esos patios en los que converge lo peor de lo peor. Y, lamentablemente, todo va a tener un sentido para quienes ahora se ponen a disposición de quienes hacen las planchas con las candidaturas de Bildu.
En efecto, el terrorismo no es otra cosa que el recurso sistemático y deliberado a la violencia, con un fuerte efecto propagandístico, destinado a influir en la política. Y estos reos a los que se recurre ahora por parte de los cabestros de Ternera y compañía tienen metas políticas. Nunca lo olvidemos. No sólo la independencia del País Vasco, Navarra y del sur de Francia para desfigurar España. De la misma manera, tocar poder. Pillar cacho. Contaminar la vida pública. Coaccionar de otro modo. Eran, son y serán un peligro para nuestra democracia.
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