José María Marco
Republicanos... y federales
En nuestro país, la república iba inmediatamente asociada, en tiempos pretéritos, al estado –bastante agradable, hay que reconocerlo– de ausencia de autoridad y antojo personal. Hoy en día, también esto se ha degradado y desde los tiempos inolvidables de Rodríguez Zapatero, la idea de la república va asociada a las algaradas alternativo-funcionariales, financiadas con dinero público por sindicatos y partidos de izquierda. Hay algunos países europeos en los que la palabra república guarda todavía algún rastro de su sentido auténtico. No estamos hablando de Francia, donde el espíritu republicano de servicio fue secuestrado hace muchos años por la defensa a ultranza de los privilegios de los muchos franceses, antes ciudadanos, que dependen del Gobierno. Estoy hablando de Suiza, que ha vuelto a dar una lección con un referéndum celebrado hace unos días. Para convocar un referéndum en Suiza, hay que recoger 50.000 firmas en cien días, y esta vez un grupo de socialistas, verdes y feministas había conseguido reunirlas y preguntar a la población si «aceptaba la abrogación del servicio militar obligatorio». Un 73,2 por ciento de los votantes ha respondido «no».
En consecuencia, los suizos seguirán prestando su servicio militar entre los 18 y los 32 años (voluntario para las mujeres). No todos los hacen (tan sólo el 61 por ciento), y el resto queda exento por diversas razones. El servicio es llevadero, está subvencionado por el Estado para quienes trabajan y las empresas suelen facilitar las cosas. Se trata de algo casi simbólico, pero en la Confederación Helvética conocen el valor de los símbolos. Al parecer, les sigue gustando la idea de la unidad nacional y la del ciudadano soldado dispuesto a defender su patria y disponible para cuando llegue la eventualidad. Para ello, como se sabe, los ciudadanos soldados suizos guardan un arma en casa.
Nadie se atreverá a soñar con que nuestros republicanos, tan pintorescos, lleguen siquiera a entender lo que todo esto traduce de seriedad, responsabilidad y sentido común. Al menos sirve para recordar el auténtico sentido del republicanismo, que pone el bien público por encima de todo y afirma que la libertad no consiste en hacer lo que a uno le da la gana, sino en hacer lo que tiene que hacer. En ese sentido, la Casa Real, y en particular el Rey y el Príncipe de Asturias están dando el mejor ejemplo de ciudadanía, por no decir de republicanismo, que se puede imaginar. Por cierto, Suiza, además, es un Estado confederal, el más puro ejemplo de federación que existe.
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