Alfonso Ussía
Respuesta, ya
Una cosa es la inteligente y despreciativa indolencia, y otra muy diferente, el silencio infectado. El Gobierno está obligado a responder a Mas. Sus provocaciones han rebasado ampliamente los límites de lo tolerable. Y sus socios incitan a la violencia. Los Mozos de Escuadra forman parte de una institución del Estado. Es una policía autonómica, una fuerza de seguridad española. Y no se puede admitir que la Generalidad de Cataluña, que es otra institución del Estado, induzca a los Mozos de Escuadra a delinquir. Por otro lado, la llamada Asamblea Nacional Catalana anuncia que tomará el control del aeropuerto del Prat tras la secesión unilateral. Ahí se mueve la violencia. ¿Quién y cómo tomará el control del Prat? ¿Quién se atreverá a desarmar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, que son las fuerzas a las que se encomienda el control de aeropuertos, puertos y fronteras? Es conveniente avisar a estos patéticos paranoicos que ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional van a resignar sus armas ante mil individuos vestidos con la segunda camiseta del «Barça», que es un bello homenaje a la Corona de Aragón, por otra parte. Tomar el control de un aeropuerto es una acción de guerra, y ese detalle habría que recordárselo a los incitadores de la violencia.
Mas ha asegurado que el 9 de noviembre colocará las urnas para la celebración del refrendo ilegal. Mala suerte que su soberbio vaticinio haya coincidido de nuevo con el reproche del Bundestag, el Parlamento alemán, donde algún representante de las izquierdas extrañas ha comparado Crimea con Cataluña. Europa no admitirá un nuevo Kosovo. Pero el nivel de desprecio y antipatía hacia España de los separatistas catalanes ha alcanzado un punto insoportable. El ministro Margallo dice que es el momento de enfriar las pasiones y alentar las palabras. No se equivoque. Las únicas palabras que respetan los independentistas son las suyas. Las únicas ideas que respetan los independentistas son las suyas. El Gobierno ya no puede callar, porque cada día la chulería de los futuros delincuentes crece ante el pasmo de la ciudadanía.
No tengo dudas de que los Mozos de Escuadra, como ya hicieron anteriormente, no van a dejarse manipular. Han jurado lealtad a la Constitución, y a ella se deben. Y menos dudas albergo de que sean los Mozos de Escuadra los que tomen a la fuerza el control del aeropuerto. En primer lugar, porque carecen del poder suficiente para ello, y en segundo término, porque bastantes mozos de Escuadra han sido guardias civiles y policías nacionales, conocen perfectamente sus límites y competencias y tienen todo el derecho a pensar en sus futuros.
¿Quién de la ANC o de ERC o de Convergencia va a asaltar el Prat para hacerse con su control? ¿Y quién, al fin, del Gobierno de España, se va a atrever a recordarles a estos tipos tan antipáticos el artículo 155 de la Constitución Española que votaron y aprobaron en su día más del 90% de los ciudadanos de Cataluña? Está bien la desidia y la nula concesión de importancia a palabras y advertencias necias. Pero se ha superado la necedad y ya se dibujan en el horizonte riesgos, peligros y violencias. El máximo representante del Estado Español en Cataluña ordena a la Policía autonómica catalana, Fuerza de Seguridad del Estado, que ampare una consulta ilegal contra el propio Estado. Y la respuesta es el silencio y la invitación a retomar cordialidades y palabras. Contra la violencia, violencia, no abrazos. Contra la delincuencia, acción policial, y no comprensiones. Y si la mecha encendida por los separatistas catalanes explosiona y hiere a Cataluña y al resto de España, muchos se acordarán de la fiel Infantería. Ahora va a resultar que el golpista y el violento soy yo.
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