Toni Bolaño
Rosell presenta su candidatura frente a la vieja guardia de Cuevas
Juan Rosell llegó a la presidencia de la CEOE hace cuatro años. Fue el candidato renovador en unos comicios en los que compitió con Santiago Herrero, el líder de la patronal andaluza, que tuvo que abandonar el cargo por problemas relacionados con la formación profesional y la promoción de viviendas de protección oficial. Ahora Rosell vuelve a afrontar un proceso electoral. Ayer, envió un correo electrónico a los miembros de la junta directiva de la patronal anunciando su candidatura «para proseguir el proceso de modernización de nuestra organización y, en lo posible, del conjunto de nuestras organizaciones afiliadas y vencer los obstáculos que todavía nos entorpecen».
La presentación de la candidatura de Antonio Garamendi ha acelerado la decisión de Rosell, cuyas intenciones iniciales eran esperar a dar el paso adelante en la junta directiva del próximo día 5. Se presenta para «un segundo y definitivo mandato» y deja en la carta remitida a la junta un recado: «Son tiempos de regeneración y aire fresco, ejemplaridad, transparencia, reformas de todo tipo en nuestras organizaciones, porque la sociedad no sólo lo demanda sino que lo exige, y tenemos mucha historia como para no ser exigentes con nosotros mismos». Todo un aviso a navegantes.
Con esta afirmación, Rosell coge la bandera de la regeneración y la renovación que empezó hace cuatro años. Ahora se lo han dejado en bandeja. En las elecciones de la patronal que se celebrarán el 17 de diciembre, competirá con Antonio Garamendi, un hombre de la vieja guardia de José María Cuevas que lleva años en la anquilosada estructura de la patronal. Ha sido presidente de Confemetal, vocal de la misma organización y tesorero, además de vicepresidente de Cepyme y presidente de los Jóvenes Empresarios bajo el mandato de Cuevas. Garamendi está arropado por algunas viejas glorias –algunos los califican de dinosaurios– de la otrora guardia pretoriana del todopoderoso presidente de la patronal española y que continuaron bajo la égida de Díaz Ferrán. Los mismos que hace cuatro años se opusieron a Rosell. En definitiva, la vieja guardia, con su candidato Garamendi, se rebela contra un presidente que ha cambiado la imagen de la CEOE. Un cambio del que está «aceptablemente contento de los logros obtenidos».
Rosell ha hecho pública su candidatura con un correo electrónico. Garamendi cuajó la suya a la vieja usanza, en una cena celebrada en el Círculo Financiero. Allí se llevó el primer chasco. El vicepresidente de los empresarios de Madrid, Juan Pablo Lázaro, y director del centro madrileño, se mostró partidario de Rosell. Garamendi cuenta con el apoyo de Confemetal y dice contar con Construcción, Andalucía, Castilla-La Mancha o País Vasco. Rosell no explica sus apoyos. Mantiene la discreción pero, sin duda, son importantes si ha decidido dar el paso. «Nunca da puntada sin hilo», apuntan en su entorno. Garamendi, en cambio, tiene apoyos más mediáticos que reales. Algunos que le han mostrado su apoyo empiezan a tener movimientos internos que les demandan explicaciones. De hecho, más de una gran empresa está dando un apoyo activo a Juan Rosell junto con algunos sectores de federaciones cuyos líderes se han posicionado con Garamendi. Incluso desde los sectores próximos al candidato vasco se ha llegado a afirmar que Rosell no contará ni con el apoyo de Fomento del Trabajo, la patronal catalana, ya que ésta «está muy dividida». Sorprenden estas afirmaciones cuando en Fomento sólo hay una candidatura, la de Joaquín Gay de Montellà, sucesor de Rosell en la patronal catalana y estrecho colaborador del actual presidente de la CEOE.
Los cambios organizativos que ha llevado a cabo el presidente de la CEOE y que han cambiado las caras de los directores de la patronal no son del agrado de la vieja guardia que «ha medrado en las estructuras de la casa durante toda su vida», apuntan fuentes de la calle Diego de León, la sede de la patronal. El enfrentamiento se ha recrudecido en los últimos meses. Un ejemplo. En la última reunión de la comisión ejecutiva se debatió la reforma de las mutuas. El presidente de Confebask y presidente de Mutualia, Miguel Ángel Lújua, estuvo muy duro con Rosell hasta que éste le espetó: «No estoy aquí para defender tu sueldo».
La vieja guardia también reprocha a Rosell un supuesto papel blando ante los independentistas catalanes. Sin embargo, la hemeroteca es tozuda y les desmiente. No sólo Rosell ha dicho, en más de una ocasión, que la independencia sería «un desastre», sino que Fomento del Trabajo es la única gran organización cívica catalana que no se ha integrado en el soberanista «Pacto Nacional por la Transición» y Gay de Montellà, su presidente, defiende con ardor la negociación entre los gobiernos de Mas y Rajoy para buscar una salida negociada a la actual crisis.
El fuego cruzado ha empezado en la CEOE. Las organizaciones afiliadas deberán elegir entre dar pábulo a la vieja guardia de Cuevas, que acabó hundiéndose con Díaz Ferrán y que es reacia a los cambios, o apoyar a un Juan Rosell que quiere convertir a la CEOE en una organización ágil ante unos tiempos cambiantes.
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