César Lumbreras
Sánchez no es de fiar
Pedro Sánchez, el nuevo líder del PSOE, ha metido la patata de forma estrepitosa en sus primeras incursiones en las «cosas de Bruselas». Recién encaramado al sillón, ordenó a sus eurodiputados que se saltasen a la torera el pacto alcanzado entre populares y socialistas europeos para que el representante del partido más votado en las últimas elecciones fuese apoyado por ambas formaciones y ocupase la presidencia de la Comisión Europea, mientras que el segundo más votado recalase en la presidencia del Parlamento Europeo. Pues bien, los socialistas españoles no apoyaron a Juncker con la excusa de que había sido uno de los promotores de la política de ajustes y de apretarse el cinturón. Primera en la frente. Pensé que si Felipe González, perfecto conocedor de los entresijos comunitarios, era uno de sus mentores, como me decían, le reconvendría. Pero se ve que no ha sido así. La segunda llegó cuando votaron en contra del comisario designado por España, el popular Miguel Arias Cañete, en su examen ante las comisiones parlamentarias correspondientes. Otra vez se saltaron el pacto existente entre ambas formaciones. La tercera ha sido esta semana, cuando los eurodiputados socialistas españoles se abstuvieron en la votación de la Comisión Juncker, que salió adelante por una gran diferencia de votos. Supongo que Sánchez tendrá poderosas razones para haber adoptado estas decisiones, pero lo que ha quedado claro en Bruselas es que no respeta los compromisos adquiridos por su grupo y eso, más pronto que tarde, terminará pasando factura a los socialistas españoles y a su líder. La imagen que se ha instalado en la capital comunitaria, incluidos sus correligionarios, es que Sánchez no es de fiar. Ya veremos si consigue levantar esta losa.
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