Agustín de Grado

Se acabó

Se acabó
Se acabólarazon

El sindicalismo vertical que se mantenía vivo en CC OO y UGT ha muerto. Su certificado de defunción: el famélico seguimiento de la huelga general, el menor de la historia de cuantas se ha convocado en España, según los datos de consumo eléctrico. Se acabó. Los españoles estamos siendo sometidos a sacrificios incómodos, la mayoría inevitables. El malestar es palpable y la crítica al Gobierno, muchas veces justificada. Pero la sociedad española demostró el 14-N que no es permeable a la demagogia impúdica y no permitirá a los oportunistas pescar en el río revuelto de la crisis, los recortes y la comprensible preocupación por un futuro incierto. Se acabó ese sindicalismo con más poder que representación y más influencia (consentida por complejos, temor o afinidad política) que respaldo social acreditado. Creían que la calle era suya y en la calle encontraron el miércoles el vacío de la soledad no deseada. Cura de humildad para el sindicalismo arrogante y pendenciero. Es posible que la soberbia que ciega a Toxo y Méndez les impida reconocer su derrota definitiva. Es su problema. Y el de unas huestes desconcertadas en las que ya ni el matonismo piquetero asusta. Agotada su credibilidad, los españoles han dicho basta. Basta a la doble moral de unos sindicatos instrumentalizados en favor de intereses siempre partidistas. Basta de engaños burdos, como ese vídeo del PSOE que animaba a ir a la huelga por Sara, una joven que se fue el paro hace dos años... cuando entonces gobernaba Zapatero y los sindicatos engordaban con el presupuesto de todos mientras se mecían acomodados en los consejos de administración. Podrán no avergonzarse de sus propias mentiras, pero ¿de verdad se creen los socialistas y el sindicato hermano que los españoles olvidan esto en sólo doce meses?