Enrique Miguel Rodríguez

Sevilla, la ciudad de la ópera

La Razón
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Esta ciudad de nuestro amores y nuestros pecados es sin duda una eterna hechicera, con tanta historia acumulada en cualquier rincón de sus calles, de sus iglesias –éstas son las principales guías de su casi eterna existencia–, de sus palacios, de sus casas y, sobre todo, de sus gentes. Sevilla lo ha visto todo y muchas veces ha protagonizado la historia. Desde los Tartessos a los que hoy vivimos en ella, no hay pueblo ni cultura que no le haya dejado marca. Claro está, tanta vida da para un gran catálogo de lo mejor y de lo peor, pero eso está incluido en tan larga vida. Cuenta la historia que Luis XIV, a punto de morir, después de ejercer de rey absoluto de Francia 64 años, le dijo a su biznieto y heredero «me voy yo, se queda Francia, reina haciendo lo contrario que he hecho yo». Eso lo sabe bien nuestra ciudad, nada funciona dos veces bien. Todo este comienzo engolado y pretenciosamente histórico es el prólogo para pasar a hablar de ópera. Posiblemente, sea Sevilla la ciudad a la que más canciones y composiciones musicales se le ha dedicado. Igualmente sucede en cuanto al mundo de la ópera. El domingo leía la lista de las diez óperas más representadas en el mundo en los años 2013, 2014 y 2015. En la citada lista hay tres en las que Sevilla es su decorado: «Carmen», 3.151 representaciones, «Las bodas de Fígaro», 2.454, y «El barbero de Sevilla», 2.366. Esta última se repone estos días en el Maestranza en una magnífica producción propia de hace 20 años. En resumen, la ópera se representa en una ciudad que tiene semejantes altavoces en el mundo, que es el turismo su principal motor económico, coincidiendo con el 25 aniversario de la inauguración del Teatro de la Maestranza. Además coincide que el 20 de febrero de 1816 se estrenó en Roma. 200 años siendo de las más representadas, con el nombre de Sevilla en todos los grandes teatros del mundo. Esta reposición tendría que haber sido un verdadero acontecimiento mundial. Al igual que se hace la Bienal del Flamenco, nuestra ciudad tendría que tener la bienal de las óperas sevillanas que, además del nivel cultural, atraería un turismo de cinco estrellas.