Gaspar Rosety

Silencios y berridos

«La palabra es plata, pero el silencio es oro», suele decir con frecuencia mi querido y admirado Manuel Medina, socio fundador del despacho Medina Cuadros Abogados. Su idea, referida al mismo tiempo a la prudencia y a la mejor relación entre los seres humanos, refleja con perfección lo útil que puede ser hablar y lo valioso que conlleva, en ocasiones, saber callar.

Aplicada al fútbol español, nos sirve para conocer de tantas imprudencias y malas convivencias por personas que arrasan con sus palabras mientras pierden crédito con sus actos. Asistimos, de unos años a esta parte, a un espectáculo lamentable de bravuconadas que inundan y destruyen la armonía.

El fútbol español atraviesa un desierto en el que unos piden agua a gritos y desconfían entre ellos porque siempre creen que el compañero que transita a su lado lo engaña de forma vil. Otros, que se han quedado con el agua de unos cuantos, se pasan el camino gritando que les han robado la poca que llevaban. Desconfían entre ellos y ven enemigos hasta en las sombras. Visiones dantescas.

El propietario real del pozo no chilla, casi no habla. Tiene el pozo a punto. Mientras tanto, los que quieren más agua sólo para ellos, gritan y patalean en presencia de aquéllos que saben que la única solución está en negociar con el dueño del pozo. Unos quieren derribar el manantial, otros esperan que lo derriben para quedarse con él. Y, mientras, el dueño duerme tranquilo porque sabe que sus enemigos pierden la fuerza por la boca.

Necesitamos más silencio, que es el oro de Manuel Medina, y menos berridos. Y, por favor, traten mejor el pozo.

Silencios y berridos