Cástor Díaz Barrado

Sin legalidad internacional

La consulta celebrada en Crimea no es aceptada por la comunidad internacional. El resultado obtenido por los partidarios de la unión con Rusia es irrelevante desde el punto de vista jurídico, lo que no sabemos es si, finalmente, se consolidará o no la situación que se ha generado y si, pese al incumplimiento de la legalidad internacional, Crimea pasará a formar parte de Rusia durante largo tiempo. No son buenas noticias ni fundados precedentes para la convivencia internacional. Se resiente la legalidad internacional pero, también, la paz y el entendimiento entre las naciones. Quienes reconocieron como estado soberano e independiente a Kosovo y siguen haciéndolo deberían recapacitar y, sobre todo, deberían retirar el reconocimiento prematuro e ilegal que llevaron a cabo. No es bueno que la sociedad internacional funcione al margen de la legalidad y que no se enga en cuenta lo que marca el ordenamiento jurídico internacional. Lo peor es que, en la sociedad internacional, determinadas situaciones llegan a confirmarse y se imponen al margen de la legalidad internacional. El poder, en su expresión y proyección más puras, se sitúa por encima de la razón del derecho. Es mejor contar con el poder de la legalidad pero, infortunadamente, en ocasiones se pretende torcer esta legalidad. Esto no es bueno y, a la postre, genera frustración y desasosiego y, lo que es peor, mucha inestabilidad e inseguridad en las relaciones internacionales. No está bien que la Unión Europa no sea más contundente cuando observa cómo Rusia hace y deshace en la zona y cómo Ucrania ve mermada su integridad territorial. Crimea es un símbolo de incumplimiento de la legalidad internacional y una expresión profunda del desánimo de quienes confían en la fuerza del derecho. Tan ilegal es la consulta celebrada en Crimea como las celebradas en Gibraltar y Malvinas. La comunidad internacional debería condenar, con energía, cualquier intento de servirse de una consulta para incumplir el Derecho internacional y romper la legitimidad internacional. No hay voluntad popular a la que se pueda apelar cuando se viola la legalidad internacional y el orden internacional. La democracia en la sociedad internacional supone respetar la legalidad. La consulta es una excusa de quienes imponen sus criterios. Sin embargo, el tiempo corre en contra de la legalidad internacional y ya veremos cuánto dura la condena de la anexión «consultada» de Crimea a la patria Rusia. Mal precedente el de Crimea para la estabilidad mundial. Ucrania se desangra por la pérdida de territorio, en medio de una situación económica calamitosa. Los malos gobiernos traen consecuencias. Pero hay que cumplir la legalidad internacional.