Agustín de Grado
Sin perdón
El vídeo del perdón por la gestión de Zapatero es el inevitable colofón de esa crónica de la impostura que Santiago González plasmó en «Lágrimas socialdemócratas», libro imprescindible para entender cómo la izquierda ha convertido la política en un ejercicio de exhibición de sentimentalismo que sustituye a la razón, la realidad y la propia acción de gobierno. Sois todos, jóvenes socialistas, criaturas del pensamiento Alicia, acertada expresión del profesor Gustavo Bueno que sintetiza esa infantiloide evasión de la realidad hacia un confortable mundo de buenos deseos que se materializan de forma automática con la sola evocación de las mejores intenciones. ¿Perdón por haber rebajado los salarios públicos? ¿Lágrimas por las pensiones congeladas? ¿Lamentos por los recortes laborales?... Todas consecuencias de una única causa, por la que precisamente no pedís perdón: las políticas de gasto público que dispararon el déficit y convirtieron a España en un país al borde de la insolvencia. Porque vamos a ver, afligidos jóvenes, ¿de dónde saca un Estado el dinero que no tiene si no es pidiéndolo prestado? ¿Y qué pasa si quien nos presta no quiere volver a hacerlo porque hemos elevado nuestro endeudamiento a un nivel que siembra la duda de que vayamos a devolverlo? Esto lo entienden hasta los dos abuelos de Soria a los que la vida negó la posibilidad de asistir a clase tantos años como vosotros y se han hecho famosos por pronosticar la crisis que venía sin más conocimiento que el del sentido común. Así que no vengáis ahora a confundirnos con vuestra pose compungida. El ideal equivocado que invocáis («las ideas socialistas») es el que nos trajo hasta aquí; su incompatibilidad con la gestión responsable de la realidad, la que nos condenó. Saldremos. Con trabajado duro y sacrificio. Sin necesidad de vuestra lágrima fácil. Y oportunista.
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