Restringido

Soraya instruye al Gobierno

La Razón
La RazónLa Razón

La proclamación de la república de Cataluña será el paso más provocador de cuantos ha dado Artur Mas. Consumado el teatro parlamentario, el próximo lunes la maquinaria del Gobierno central tendrá inexorablemente que ponerse en marcha. Mariano Rajoy no va a permitir que nadie se salte la legalidad. Lleva semanas sacando brillo a los mecanismos e instrumentos jurídicos en sus manos. Y ciertamente, frente al inmovilismo que le han atribuido sus críticos, el presidente ha hecho bien en actuar con prudencia y aguardar a la consumación rupturista. Porque no sería de recibo arriesgar con pasos en falso.

Apenas se ha dejado nada a la improvisación. La propia Soraya Sáenz de Santamaría ha desmenuzado a los ministros los detalles, agenda y procedimientos a seguir. Todos los ministros han sido aleccionados por la vicepresidenta sobre el próximo recurso ante el Tribunal Constitucional y la más que previsible inhabilitación de los cargos que desacaten la decisión automática de suspensión del proceso abierto por el Parlament. Esto es, con nombres y apellidos, desde la presidenta Carme Forcadell, pasando por todos los diputados rupturistas, hasta el letrado mayor de la Cámara si diese fe de la resolución. Y en última instancia, de llegar el caso, la activación del artículo 155 de la Constitución.

No ha lugar a un solo resquicio. Ése es el mensaje transmitido internamente por Sáenz de Santamaría, quien, además, ha supervisado en primera persona los argumentos proporcionados desde el Ministerio de Justicia, la Abogacía del Estado y el Consejo de Estado. El plan de Presidencia pasa por celebrar de inmediato un Consejo de Ministros extraordinario para autorizar la impugnación del reto rupturista. Se tratará de una cita breve, importante a nivel de opinión pública, aunque sea de puro formalismo legal. Imprescindible en cualquier caso.

La Moncloa habrá de estar atenta y ver cómo se desarrolla el Pleno del lunes. Y actuar con urgencia. Se quiere dejar sin efecto la moción ipso facto. Eso será así para, entre otros extremos, amparar a los catalanes contra la secesión. Mas ha perdido el control del «procés» de independencia. Por supuesto. Lo único que logra ya con sus golpes secesionistas es abrir una brecha cada vez mayor entre los catalanes. Una desgracia y una locura. Aunque, probablemente, a estas alturas, la única forma de reconducir su desatino sea que voces sensatas de Convergència Democrática de Cataluña se alcen, alto y claro, contra el proceso maquinado por el anarquismo de las CUP.