Julián Cabrera

Todos somos Begoña

No parece caber ninguna duda a propósito del afecto y del apoyo de la comunidad internacional hacia el pueblo y el Estado francés tras el brutal atentado de París. No podía ser de otra manera, «todos somos Charlie Hebdo». La solidaridad general marcaba además un antes y un después en lo que ya está siendo una mayor concienciación en la lucha antiterrorista y aquí el compromiso de España incluida la presencia del presidente Rajoy en cabeza de la macromanifestación de París fue especialmente inequívoco.

Begoña Urroz Ibarrola pasa por ser la primera víctima del terrorismo etarra. Era un bebé de 18 meses y fallecía tras las múltiples quemaduras producidas por una explosión en la estación de Amara; la documentación incautada a «Txelis» décadas después confirmaba la autoría. Después llegaron el resto de crímenes especialmente antes y durante los «años del plomo».

Marcelino Oreja aún puede contar cómo su homólogo francés le recibía mostrándole una lista de etarras con el estatus de «refugiado político». Jueces españoles, con la Constitución del 78 ya aprobada y con plena aunque débil democracia en nuestro país se encontraban al acudir al territorio vecino con un «mire, es que aquí respetamos los derechos humanos»... Ciertamente la colaboración se hizo más patente e incluso decisiva en años posteriores coincidiendo eso sí, con contratos como el de la construcción del AVE con tecnología gala.

François Mitterrand ya no está. Giscard D´Estaing es un anciano, pero muchos de sus colaboradores puede que hayan reparado con lo que hoy estamos viviendo en el coste de su cicatería y su tibieza. Todos somos qué duda cabe «Charlie Hebdo»... y Miguel Ángel Blanco y Enrique Casas y Gregorio Ordóñez y los otros 854 muertos y miles de heridos por ETA. Todos somos Begoña Urroz Ibarrola.