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Trascendentales

La Razón
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Hoy, 27 de septiembre, se celebran unas elecciones en Catalunya absolutamente trascendentales para nuestra comunidad autónoma y, evidentemente, para el conjunto de España. Tamaña obviedad no debe cegarnos ante un análisis riguroso de lo que ha significado para todos la pacífica y provechosa convivencia en los últimos veinticinco años y la implicación política de los catalanes en la gobernabilidad de España.

La Constitución de 1978 fue refrendada masivamente por los catalanes, con una participación del 67,90% (casi un punto por encima de la media española) y con un apoyo masivo (el 90,46%, tres puntos por encima de la media nacional).

Dos de los siete ponentes constitucionales fueron catalanes, los electos catalanes en las Cortes que elaboraron la Constitución fueron 50 (los elegidos por Madrid 33), y no es menor el dato resultante de los diputados desde 1977: arroja un total de 579 electos catalanes que se contraponen con los 429 elegidos por la circunscripción de Madrid.

Catalunya ha participado siempre en la toma de decisiones de ámbito nacional, no hace falta remontarnos al curso de la historia (a la que los separatistas les agrada tanto manipular), sino centrarnos en estos casi últimos cien años y darnos cuenta que desde 1918 más de 70 ministros han sido catalanes, y que la voz de los catalanes se ha oído clara y contundentemente en la dirección de los designios hispanos.

Los catalanes hemos celebrado 37 elecciones desde 1977, es decir, hemos participado de forma soberana y legal en la toma de decisiones de nuestro futuro político tantas veces como nuestra Constitución nos ha permitido (casi una por año, con 11 generales, 10 autonómicas, 9 municipales y 7 europeas), y además los ciudadanos catalanes (como el conjunto de españoles) hemos tenido la oportunidad de expresar nuestra voluntad a través de consultas locales (16 autorizadas y 3 en fase de tramitación). Además hemos participado hasta en 5 referendos, es decir, el de la Constitución, los relativos al Estatuto (1979 y 2006), el de la OTAN (1986) y el último al que hemos sido convocados que fue el de la ratificación de la Constitución Europea (2005).

Es decir, en casi 60 ocasiones, los ciudadanos de Catalunya han expresado en las urnas su voluntad de decidir su futuro de forma libre y legal. Sin subterfugios ni falsificaciones, en la que nuestra Constitución ha sido la garantía de que a ningún español se la ha hurtado el derecho a decidir sobre algo que nos afecta a todos.

Hoy, muchos catalanes y la inmensa mayoría del resto de los españoles viviremos con angustia, temor y pesar el resultado final de unas elecciones autonómicas planteadas como plebiscito sobre nuestra propia existencia, como un todo o nada sobre el futuro de nuestra nación y en la que unos pocos quieren decidir sobre todos. No conseguirán romper nuestro país, pero sea cual sea el resultado de esta noche la semilla de la división y la discordia en Catalunya ha cuajado.