Carmen Enríquez
Un discurso más breve y de pie
Existe gran curiosidad por ver qué cambios introduce el Felipe VI en su primer mensaje de Navidad como nuevo Jefe de Estado. Y eso lo sabe perfectamente el equipo de dirección del Palacio de la Zarzuela, cuyos responsables andan pensando en renovar la imagen tradicional que se ofrecía en los discursos del Rey Juan Carlos, en los que el monarca habitualmente aparecía sentado en una de las esquinas del Salón de Audiencias. Como fondo siempre había un nacimiento de la colección de Patrimonio Nacional, una planta de flores de Pascua y una fotografía representativa de algún acto importante acaecido en el año que estaba a punto de terminar. Este año, seis meses después de la proclamación, algo tiene que variar. No en vano, el Monarca anunció su deseo de que su reinado fuera el de una Monarquía renovada para un tiempo nuevo. Y lo que suena en boca de algunas personas próximas a la Casa del Rey es que Don Felipe tendría que pronunciar su mensaje de pie y no sentado. La razón hay que buscarla en lo que sabe cualquier experto en comunicación: es mucho mas directo e impactante un discurso pronunciado en posición erguida que sentado en un sillón. Pocas veces habremos visto a un presidente de Estados Unidos lanzar un mensaje desde un sillón, salvo cuando había una razón de salud que lo aconsejara.
Otra de las novedades que se barajan este año es hacer el mensaje más corto, aunque los últimos discursos de Navidad de Don Juan Carlos ya se habían reducido considerablemente. En la década de los ochenta y noventa, los mensajes del anterior Monarca duraban entre quince y veinte minutos y se grababan con una sola cámara. Eso provocaba que si el Rey se equivocaba en el penúltimo renglón del mensaje, tenía que empezar de nuevo, lo que era un suplicio y ponía a Don Juan Carlos nervioso y disgustado. La razón de hacerlo del tirón era que nadie pensara que el mensaje se había manipulado. También es cierto que la imagen y la puesta en escena del mensaje navideño evolucionó mucho con el paso de los años. Al principio de su reinado, aparecía en una estancia de la residencia familiar, acompañado por la Reina Sofía y sus hijos. Cuando el Príncipe y las Infantas crecieron, dejaron de estar presentes. Y ya en los últimos veinte y cinco años, el escenario era o bien el despacho de Don Juan Carlos o el Salón de Audiencias de Zarzuela, donde el Monarca recibe a las personas que acuden a visitarlo de forma oficial.
Pero lo que fue un autentificó alivio para el Rey fue que sus palabras se grabaran con mas de una cámara. Se pasó de un par de días para la grabación a que se hiciera en una sola mañana, con gran satisfacción el equipo de televisión, los responsables de la Casa del Rey y sobre todo, del propio Rey. Como el discurso se grababa un par de días antes de Nochebuena, siempre se dejaba el equipo de televisión montado hasta el mismo día 24, por si pasaba algo de gran importancia que requiriera grabar de nuevo el mensaje. Se temía, sobre todo, que hubiera que reaccionar ante un atentado terrorista.
De todos modos, la esencia de un mensaje de Navidad es poco susceptible a cambios sustanciales. Pero algo tiene que variar aunque, en el fondo, lo esencial siga siendo lo mismo.
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