José María Marco

Un partido nacional

El sistema autonómico está diseñado para incentivar el gasto de las comunidades y para librar de responsabilidades a esas mismas comunidades. Ahora estamos viviendo la penúltima vuelta de tuerca de este régimen, con la reivindicación por parte de algunas CC AA de lo que debía haber sido desde el primer momento su deber primero, como es no gastar más de lo que tienen, y también no gastar más allá del límite en el que ese gasto perjudica a la economía, es decir al empleo, a las expectativas y a la vida de sus administrados, al bien común en una palabra.

Las causas de esta actitud están claras. Una de las comunidades más descontroladas en el gasto es Cataluña, a pesar de lo cual sus dirigentes siguen haciendo del chantaje el principal instrumento de la construcción nacional en la región. Ocurre también que las elecciones autonómicas no están lejos y los «barones» temen que las políticas de austeridad les perjudiquen. Además, hay un argumento de fondo acerca de la defensa de la unidad nacional basado en la igualdad.

En cuanto a lo primero, se recordará con provecho que entre las CC AA incumplidoras se encuentra una nacionalista (Cataluña), otra socialista (Andalucía) y otra del PP (Valencia). Esto proporciona un excelente panorama de lo que ha sido, y es, el sistema autonómico. En cuanto al argumento sobre la igualdad, sin duda es muy potente, pero habrá que recordar que esa igualdad no se aplica ni al nivel europeo ni al nivel personal. España ha recibido y sigue recibiendo fondos ingentes de países que muchas veces han gestionado mejor sus recursos. Las personas que más trabajan, más se esfuerzan y más ingresan pagan más impuestos que los demás. Conviene no olvidar realidades tan sencillas antes de recurrir al agravio comparativo, un argumento siempre equívoco.

En cuanto al motivo electoral, es posible que esté basado en una ilusión propiciada por el mismo sistema autonómico. Parece que algunos dirigentes autonómicos tienden a olvidar que forman parte de un conjunto más amplio, nacional, y de forma casi automática toman por modelo las CC AA más nacionalistas, en las que esta dimensión queda apartada, a propósito. Es posible, sin embargo, que los votantes españoles no tengan esta misma perspectiva y sigan situando sus problemas y la gestión de las soluciones en el ámbito nacional, no en el autonómico. No es imposible que la insuficiente victoria del PP en las últimas elecciones andaluzas se debiera a este desfase de apreciación. El PP es un partido nacional por naturaleza. Conviene recordarlo.