Iñaki Zaragüeta
Un peligro anunciado
La advertencia se ha hecho en numerosas ocasiones. Desde diferentes ámbitos se ha denunciado un doble peligro de cultivo del yihadismo: la proclamas radicales de determinados imanes en las mezquitas y la llegada de terroristas mezclados entre los inmigrantes, refugiados o no. Algunos hechos trágicos han demostrado la verdad de estos presagios. Hoy la denuncia se plasma en estas páginas sobre determinadas mezquitas, lo cual obliga a la vigilancia continuada y a impedir que estos templos se dediquen a cultivar el odio y el asesinato. Que se entreguen a predicar las bondades del Corán. En este aspecto, es digna de reconocimiento la labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado, cuyas investigaciones producen excelentes resultados con detenciones previas a cualquier acción criminal.
Los ciudadanos de bien exigimos al Gobierno el control de esas mezquitas y de los titulares cuyos discursos se convierten en atengas invitando al derramamiento de sangre. Estos templos no pueden ser focos de violencia. Sus responsables deberían tener en cuenta que la violencia no conduce a buen puerto. Con el tiempo se convierten en derrotas. Como conviene también el control de las fronteras e impedir que se conviertan en coladero peligroso. Así es la vida.
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