Cristina López Schlichting

¿Vendrá otra crisis?

La Razón
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¿Vendrá otra crisis? Pues esa es la cuestión, querido Watson. ¿De quién te fías? Porque los que dicen que esto está superado y no se puede repetir dijeron lo mismo cuando se aproximó esta dura época, en 2006 y 2007. A posteriori todo es fácil. Resulta que «ahora» todos estaban al tanto de lo de las hipotecas americanas y la burbuja inmobiliaria española y la debilidad del mercado financiero. Pues que lo hubiesen dicho.

Argumentan ahora los expertos que España en concreto ha limpiado su mercado bancario, controla su déficit y ha realizado la reforma laboral. Que estamos en una mucho mejor posición, y yo no lo dudo. Pero es que este pequeño barco de la nación española navega en aguas amplias y procelosas.

Desde los Estados Unidos nos llegan olas que podrían convertirse en tornado. Si el gigante USA cierra las puertas al mundo («America, first»), la desestabilización del mercado provocaría una subida de los tipos de interés. ¿Cómo pagaríamos entonces la deuda, que alcanza casi el 100 por 100?

Sumemos el peligro europeo. Hay en breve elecciones en Holanda, Francia y Alemania y pinta negro hormiga. Los partidos ultranacionalistas y xenófobos han encontrado en la ola migratoria mundial una excusa perfecta para vender a los pueblos la promesa de que conseguirán un paraíso blanco y rico para el europeo de base. Lo mismito que en Estados Unidos: discurso duro contra los emigrantes y proteccionismo económico. Si Alternative fuer Deutschland o Marine Le Pen ganasen los comicios no tardarían en poner palos en la rueda de la Unión Europea. Quién sabe incluso si no zozobraría el euro. Sería el final del sueño de Adenauer, De Gasperi y Schumann.

Y eso sin contar que en España está sin resolver el problema del paro, y no se le puede exigir a Fátima Báñez más eficacia, porque lo lleva «niquelado». Hay un grave problema estructural que pasa por reciclar a todos los expulsados de la construcción, los jóvenes del fracaso escolar y los desempleados mayores de 50 años. Y eso no es cosa de un día ni de dos. Y requiere un plan educativo a medio plazo e inversiones. E incluso, a lo mejor, un salario mínimo universal, que atempere el sufrimiento de las familias y neutralice la falta de estabilidad social. Esta debilidad laboral española es perfecta para los populismos, de uno u otro signo. Ya veremos qué ocurre.

Entretanto yo no lo veo nada claro. Son demasiadas incertidumbres. Como no soy experta no puedo, querido Watson, darte una respuesta taxativa, pero te aconsejo que no te relajes un instante, que nades y guardes la ropa y tengas un plan B. Y que no descartes reinventarte... de nuevo, sí, otra vez.

Que luego no digan que esta inexperta no avisó. La meteorología es imprecisa, no podemos reclamar a los expertos cuando fallan en las predicciones. Pero la economía no es sólo matemáticas, es también sentido común y navegamos en océanos muy preocupantes.