César Vidal

Y si...

Por eso de que siempre prefiero el rigor a la inmediatez he suspendido mi opinión sobre el programa económico de Podemos hasta haber procedido a su examen concienzudo. Debo, en primer lugar, manifestar mi estupefacción ante los que lo han calificado de socialdemócrata. Quizá partiendo de las irresponsables alegrías – o alegres irresponsabilidades – de ZP y de la presión fiscal desatada por Montoro desbordando por la izquierda a la mismísima IU haya quien considere el programa económico de Podemos como socialdemócrata, pero, si se mantiene un mínimo de cordura, se contempla la plasmación de una visión de extrema izquierda absolutamente indigna de un país que pretenda ser sensato o meramente civilizado. No menos estupor me ha ocasionado la referencia a su imposibilidad práctica porque implicaría salir del euro o porque aumentaría el número de funcionarios. Si, efectivamente, lo que se pretende es abordar de manera realista y lógica la situación económica de España el programa es un dislate peligroso, pero ¿y si no fuera esa la meta? Permítaseme dar algunos ejemplos. El crecimiento de la población funcionarial que nada crea y que se mantiene de los impuestos de la oprimida clase media es un disparate presupuestario, pero ¿y si se tratara solamente de generar nuevas clientelas que mantuvieran a Podemos en el poder de manera indefinida? El gasto derivado de ese aumento de funcionarios y de nuevas concesiones económicas a las distintas ramas de la administración implicaría la salida del euro y el establecimiento de una moneda que pudiera devaluarse inicialmente en torno al cuarenta por ciento de su valor, pero ¿y si lo que se persiguiera efectivamente fuera la salida del euro para poder proceder a ese tipo de birlibirloques? Esos pasos de gobierno traerían consecuencias que, a medio plazo, resultarían letales para España, pero ¿y si Pablo Iglesias, en lugar de ser el capitán de un movimiento de alcance nacional no pasará de ser una minúscula ruedecita de un proyecto mucho más amplio y de carácter internacional? Cualquier respuesta afirmativa a una sola de estas preguntas convertiría en ridícula la pretensión de que Podemos presenta un programa social-demócrata – incluso el PSOE dejó de ser social-demócrata tras los dos primeros mandatos de Felipe González – y nos mostraría la realidad que tantos se empeñan en negar, la de que Podemos tiene un plan más que definido de gobierno; la de que, por exigencias tácticas, puede retocarlo apenas y también la de que lo cumplirá de alcanzar el poder. Pero ¿y si los ciudadanos españoles no se dan cuenta?