María José Navarro
Yo, Leonor
Qué risa el viernes, ¿eh? Les voy a decir una cosa: luego se quejarán Vds. y tal, pero no puede tener más arte esta familia. Si no fuera por nosotros, vivirían mucho más aburridos y mustios, así que ya está bien de tonterías, que somos súper entretenidos. Lo dicho, lo que me pude reír. Y eso que por la mañana no tenía yo la cabeza centrada. Me dijo mi padre: hoy viene Koke el del Atleti a verme pero tú tienes que ir al colegio. Total, que no di pie con bola. Porque ésta es otra. Mucha reinita y mucha coña pero una no se puede quedar en su casa a ver a Koke, no. Menos mal que luego el día se arregló. Menos mal que se enderezó la cosa con lo del abuelo y se me pudo cambiar el carácter. Madre mía, qué risa. Esos confidenciales diciendo que se habían activado los protocolos de seguridad, esos periodistas hablando de Houston, esa gente loca por la abdicación, esas fuentes bien informadas, esa emoción general. Oh, qué maravilla. Qué día dimos, y qué gracia tenemos, por favor. Se lo dije a mi padre: yo hubiera cerrado el espacio aéreo de broma, a ver qué pasaba. No gustó la idea, no entiendo por qué. Sobre todo a mi madre, que me tiene censurada. La otra tarde también tuvimos pollo. Vino la tita Máxima y el tito Guille y se me escapó un «Hay que ver qué lustre, espero que aprendáis» y para qué queremos más. Las primas no vinieron, una pena. Guapas no son, pero es que llegar a mi nivelazo no es fácil. Me voy, que tengo que seguir leyendo especulaciones.
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