Los puntos sobre las íes

El comendador Sánchez y los pichones del PP

No entiendo las ganas que tienen algunos en el PP de hacerle el caldo gordo

a Pedro Sánchez

Obviamente, soy casi tan de María Corina Machado como del Real Madrid, única institución a la que declaro obediencia incondicional. Ojalá más pronto que tarde acabe siendo la presidenta de esa Venezuela que todos anhelamos libre y rica. La dignidad hecha persona. Altura moral que volvió a exhibir en las Presidenciales del 28 de julio en las que el narcodictador Nicolás Maduro se pegó un pucherazo que reduce a la insignificancia los que perpetraba por estos pagos Romanones hace siglo y medio: dijo que ganó 51%-43% cuando las actas certifican más allá de toda duda razonable que le metieron un 70%-30%. Tanto ella como el ahora escondido presidente electo Edmundo González Urrutia se han negado a hacerse la foto o rendir pleitesía a un tirano que acumula ya 1.600 presos políticos y 50 asesinatos de opositores desde el 28-J. Estos dos freedom fighters se han limitado a exigir al okupa del Palacio de Miraflores que ahueque el ala. No han mordido uno solo de los cebos que les ha tendido. Sánchez no es Maduro: no ha matado, no trafica con cocaína y carece de la milmillonaria fortuna del hijo de Satanás que preside Venezuela. El uno es un DICTADOR con mayúsculas y el otro un incipiente autócrata. Pero el carrerón que lleva el obseso del Falcon es ciertamente alarmante: recuerdo que Chávez también llegó al poder democráticamente. Luego, se dedicó a fulminar la separación de poderes convirtiendo la democracia en papel mojado. Domesticó la Justicia y mandó al exilio a los jueces y fiscales de carrera, cerró o asfixió económicamente todos los medios críticos, invadió la TV pública, el Banco Central de Venezuela y todas las empresas privadas, disparó los impuestos a la clase media y a los más pudientes, compró el voto de 10 millones de conciudadanos con subsidios, se quedó con las propiedades de los ricos del lugar y asaltó la estratégica y suculenta PDVSA, no quedando institución alguna, pública o privada, en la que el chavismo no tenga metidas sus sucias zarpas. Si leen el anterior elenco de fechorías liberticidas comprobarán que nada tienen que envidiar en calidad, sí en cantidad, a las perpetradas por el marido de Begoña Gómez. Sin olvidar que es socio de ETA, los protagonistas del 1-O catalán y los sicarios de Maduro en España. Todo eso y cien abusos democráticos más que me dejo en el tintero por falta de espacio son motivo suficiente para que el PP marque contundentes distancias con él. Con un dictador sólo se negocia el día y la hora en los que se le conduce a la Corte Penal Internacional, con un autócrata, la convocatoria de elecciones para resucitar el Estado de Derecho. Por eso no entiendo las ganas que tienen algunos en el PP de hacerle el caldo gordo a Pedro Sánchez. Fotos y encuentros «bilaterales», ni uno, entre otras cosas porque poner al mismo nivel una comunidad autónoma con el Gobierno de España es caer en la dialéctica de los independentistas. Galicia no es Francia ni Andalucía Alemania. Los de Génova 13 han de conducirse todos a una, como en Fuenteovejuna, en la batalla de la financiación y cualquier diálogo ha de pasar por la previa remisión al vertedero de la historia del concierto con Cataluña. Al comendador Sánchez hay que plantarle cara y no caer en sus cantosas trampillas que, obviamente, pasan por vencer dividiendo al rival. Nuevamente, los pichones se volvieron a acercar al cañón de la escopeta de Sánchez pero escaparon antes de que los abatieran. In extremis pero escaparon. A ver si aprenden de una puñetera vez.