Cuartel emocional

Contar con los dedos

A Pedro le faltan dedos para enumerar las pifias que lo rodean

Cuando yo era pequeña estaba muy mal visto contar con los dedos, y mucho peor si ya tenía que añadir los nudillos. No sé si es que era una ordinariez, o si era de torpes, o si quizá significaba que las matemáticas no se te daban bien, pero en mi casa, en casa de mis padres, quiero decir, estaba prohibido. A Sánchez no sé qué tal se le dará contar, aunque es doctor en Economía, bueno, doctor de mentirijillas, porque tiene un título fake debido a una tesis plagiada, que ni siquiera fusiló él mismo sino que se lo hicieron, igual que el libro que publicó, que también se lo escribió un negro. Ahora quizá no está bien visto decir lo de “negro”, pero es como se ha dicho siempre, aunque en la actualidad hay que hablar según los cánones que dictan los ignorantes a quienes ni siquiera la Real Academia Española es capaz de imponerse; claro, es que la docta casa ya no hay sabios como antes sino gentes bastante inconsistentes que rechazan, por ejemplo, a un pedazo de poeta y estudioso de la lengua como Luis Alberto de Cuenca..

Lo de contar con los dedos y los nudillos venía a propósito de los frentes que tiene abiertos Pedro Sánchez, ese que no da explicaciones a los ciudadanos limitándose a sonreír como hacían la Pantoja y Julián Muñoz. “Dientes”, decía la tonadillera al alcalde marbellí cuando veían acercarse los micrófonos y las cámaras. Lo malo es que ambos dieron con sus huesos en la trena y se les borró la alegría de la boca. En Ferraz cada día dictan un argumentario que todos repiten como loros mientras enseñan los incisivos y hasta los molares, es norma de la casa. Hasta Leire sonríe sin miedo a las líneas de expresión, es regla inevitable, sello de la cofradía sociata que alumbra los telediarios. Pero a Pedro le faltan dedos para enumerar las pifias que lo rodean y que pueden llevar al trullo a la esposa, al hermano, a ex mano derecha (Ábalos), a su actual mano derecha (Santos Cerdán), a su fiscal general del Estado (Alvarone), y a uno se le acaba el aliento con la retahíla de imputados cercanos del presidente. Ahora también su negro habitual puede escribirle otro libro, cuyo título podría ser “Mis imputados y yo”, o bien “Imputados del alma mía”, porque, claro, son todos parientes y allegados con relación muy directa, muy próxima a su corazón; sin embargo su actuación y la de los suyos es tan impecable que podríamos llegar a dudar de sus sentimientos. ¿Los tendrá? ¿Sentirá pena, compasión, dolor de vientre, emociones y sensaciones tan consustanciales al ser humano? Verdaderamente no es de extrañar que lo dudemos, porque además evolucionando como lo ha hecho la ciencia y la tecnología no sería de extrañar que mediante una inyección diaria en la tripa, como el Ozempic, o un gadget revolucionario o un microchip debajo de la piel, todo se la sopla como realmente aparenta; o unas lentillas inteligentes en vez de gafas inteligentes para que no se noten, le hagan ver las cosas tan claras que no dude en seguir destrozando al país y al paisanaje como lo está haciendo. Sería materia de investigación...

CODA. Una guapetona que fue presentadora de televisión ha denunciado a un político gallego por acoso sexual. Otra televisiva también de los noventa dice haber sufrido abusos. Me consta que muchos varones padecen de malos tratos y vejaciones por parte de mujeres. Lo que no me explico es por qué no lo denuncian y se comen alguna que otra noche en el calabozo…