Bildu

Con las víctimas

Las víctimas del terrorismo se manifestarán hoy en Madrid después de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la «doctrina Parot». El fallo fue recibido e interpretado con toda razón como un severo revés en la lucha antiterrorista en tiempos en los que el Estado de Derecho tiene prácticamente derrotada a ETA, responsable de tanto dolor y sufrimiento. Una resolución de connotaciones claramente políticas y de fundamentos jurídicos más que cuestionables que desautorizó los criterios del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional. Con los primeros terroristas y violadores en la calle, y una velocidad inusitada en los procedimientos de excarcelación por parte de algunos órganos jurisdiccionales, las víctimas responden como lo han hecho siempre, con una nueva lección de coraje, civismo y responsabilidad desde el dolor, el desconsuelo y la indignación. Clamar en la calle contra una injusticia, que se sientan arropadas por la ciudadanía, no sólo es su derecho, sino que creemos que también supone un deber colectivo. ¿Alguien entendería una reacción pasiva, contemplativa y resignada? Obviamente, no. El daño es demasiado importante para personas que verán cómo los asesinos de sus familiares salen de prisión antes de la fecha marcada por los tribunales españoles. Esperamos una manifestación masiva, porque la sociedad española ha estado siempre a la altura del compromiso que las víctimas han merecido. La clase política deberá decidir también el orden de sus prioridades y hasta qué punto supeditan la atención y cercanía con las víctimas a intereses partidistas, cortoplacistas y menores. El PP anunció su respaldo y presencia con una delegación oficial. Los populares, partido del Gobierno, estarán con las víctimas, como lo han hecho siempre, cuando más los necesitan. Es un acierto que no puede interpretarse, como se ha hecho desde la izquierda y el nacionalismo, como un desafío a la Justicia europea o un gesto de rebeldía o desobediencia. Esa lectura manipulada sólo esconde la actitud de aquellos grupos que se han desentendido históricamente de las víctimas y que hoy lo volverán a hacer. Interpretan interesadamente su asistencia o no como una instrumentalización política, pero, llegados a este punto de decepción y desamparo, entendemos que son la conciencia y la razón moral las que deberían pesar en la actitud de cada cual. En cualquier caso, las víctimas no estarán solas y con toda probabilidad no echarán en falta a aquellos que nunca las acompañaron. Expresaran con contundencia, pero con civismo, su desacuerdo con una sentencia injusta. Quienes entendemos que el país tiene una deuda impagable con personas ejemplares que dieron lo más preciado de su existencia sabemos que hoy es una jornada para dar un paso al frente.