Violencia ultra
Condescendencia con la violencia en Cataluña
En demasiadas ocasiones, las instituciones catalanas se han mostrado condescendientes con las actitudes violentas de algunos sectores del separatismo, con alambicadas justificaciones de lo injustificable, cuando no transfiriendo la responsabilidad a las propias víctimas. Casos de acoso en las universidades a profesores y conferenciantes que no comulgan con el nacionalismo, de ataques incendiarios contra las sedes de partidos constitucionales e insultos en la vía pública a representantes políticos se han venido repitiendo durante los últimos años sin la adecuada respuesta que merecen este tipo de actuaciones en el seno de una sociedad democrática y que aspira a vivir en paz y libertad como es la catalana. Ayer, dos jóvenes que atendían en Barcelona una mesa de apoyo a la Selección nacional de fútbol fueron cobardemente atacadas, por dos veces, por unos facinerosos al grito de «putas españolas». A pleno día, en medio de los transeúntes, se han recogido suficientes pruebas gráficas para identificar sin ninguna duda a los agresores. Es preciso que la Generalitat actúe con contundencia contra estos sembradores de odio y que caiga sobre ellos el peso de la Ley. No es posible minimizar la violencia ni mirar para otro lado cuando se trata de la libre expresión en un país democrático.
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